Break Up

Sicheng

El y su torpeza.

Al recibir la llamada de Kun quizo responder afuera pero termino por tropezar.

Cerró los ojos esperando el impacto, aunque este nunca llegó.
Sintió algo suave bajo sus labios, abrió los ojos y se sorprendió al encontrarse con los ojos de Yuta.

En su estómago comenzó un revoloteo ya conocido, pero este solo se presentaba con Kun.

El calor subió a sus mejillas y como pudo se levantó del suelo. Agradecía que nadie hubiese visto ese vergonzoso momento, y aún más que todo estuviera oscuro.

Su teléfono había salido volando y no queriendo ver a Yuta caminó rápido para salir de la sala.

Se pegó a la pared y trato de regularizar su respiración.
Estaba agitado, y al parecer no se debía al tropiezo, si no a lo que pasó después.

Llamó a Kun y este contestó rápidamente.

—¿Estas bien Sicheng?—Yuta lo había seguido.

—¿Sicheng? ¿Que pasó? Dime donde estas e iré por ti—Kun sonaba preocupado desde el otro lado de la línea—¿Estas con alguien?

—Yo...—su voz salió quebrada, no sabía porque se sintio nervioso al escuchar la voz de Kun.

No lo había engañado, después de todo solo fue un accidente y un roce de labios al cuál no se le podia decir beso.
No sintió nada.
Se repetía una y otra vez en el intento de tranquilizar a su corazón que estaba acelerado.

Cuando Yuta llegó a su lado le miró apenado y le respondió a Kun.

—Estoy bien, solo estuve a punto de caer.

—¿Te hiciste daño?

—No.

Escucho un suspiro de su parte.

—¿Vas a llegar tarde?

—Solo un poco, vine al cine con un amigo.

—Me alegra que salgas con mas personas, ¿Cuál es su nombre? 

—Yuta

—Si todo esta bien, y llegaras pronto... Buenas noches, me gustaría esperarte pero mañana tengo que llegar al trabajo temprano.

—No te preocupes, Buenas noches a ti también.

—Te amo Sicheng.

—Yo también Kun.

La llamada finalizó.

—¿Era tu novio?

—Si...antes de llegar lo llamé varias veces para avisarle que llegaría tarde, pero al parecer no pudo responder.

Un silencio incómodo se creo entre ambos, eso nunca había pasado antes.

Se miraron a los ojos durante lo que parecieron largos minutos.
Sicheng no podia ver aquellos ojos penetrantes sin recordar su accidente.

—Lo de hace un momento—murmuró el japonés— lo siento, no fue mi intención.