Capítulo 12: Confesión de amor.

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El invierno había llegado.

Las ventanas de mi habitación se encontraban totalmente empañadas debido al frío clima de la noche pasada.

Me encontraba sentada en una silla junto a la ventana, mirando el cielo tan blanco como la misma nieve.

Desde que regresé de aquél bosque, Ayato había estado cuidándome aún más. Se podría decir que estaba pegado a mi las 24 horas del día.

Esto era más difícil para mí ya que desde que habían regresado mis memorias, mi amor por Ayato se había profundizado aún más.

Sabía quién era, pero no para qué me había traído Karl Heinz aquí.

El había mencionado que me daría paz, que me ayudaría a escapar de todo esto, pero, ¿Qué planeaba?

Me puse de pie y me miré en el espejo.

Estaba más delgada que antes. Seguramente sólo era anemia.

Decidí no darle mucha importancia y me fuí a cambiar.

En ese instante, tocaron mi puerta.

¿?: Voy a pasar.

La puerta se abrió y Ayato pasó rápidamente a mí habitación.

______: Ayato, buenos días.

No sabía muy bien que decirle.

Ayato: Necesito salir.

______: ¿Salir?

Ayato: A la ciudad, a hacer algunas compras.

______: ¿Ajá?

Ayato: Así que vístete, iremos los dos.

Ese día no tenía nada en particular por hacer así que acepté.

______: Bien.

Corrí dentro de la habitación y tomé un pequeño bolso color hueso.

______: Estoy lista.

Ayato: Eso fue rápido, supongo.

Nos llevó la limusina como de costumbre.

Llegamos a una zona comercial de la ciudad, de las más turísticas.

Ayato: ¿Siempre está lleno de gente?

______: Eso creo.

Ayato: Bien....- Sacó un papel doblado de su bolsillo y me miró.- ¡No veas!

______: ¿Qué?

Ayato leyó el papel y dijo.

Ayato: ¡Primero de compras!

______: E...está bien.

Para mi sorpresa, fuimos a una tienda de ropa femenina.

Ayato estuvo mirando algunos vestidos, y me hizo probármelos.

Ayato: Ese te queda bien- Se refería a un vestido rosado que llegaba hasta la rodilla, tenía varios adornos de perlas blancas.-  ¡No te lo quites!

______: Bien....

Ayato me compró  el vestido.

______: Muchas gracias.- Le sonreí alegremente.

Ayato: No es nada....

En la siguiente parada fuimos a comer a un restaurante francés.

Pedí un croissant relleno de chocolate y una malteada de fresa. Ayato pidió varias cosas.

¡Eres mía!(Ayato Sakamaki y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora