Capítulo 7

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Al cumplir sus cinco meses, Yuu empezaba a refunfuñar más acerca de su físico. Se encontraba en una controversia debido a que le gustaba sentir a sus pequeños, aún si no sabía que serían gemelos, pero también se sentía demasiado gordo.

Aquel sentimiento, para bendición del azabache, era apaciguado por su familia y amigos. Su esposo y Michi siempre le repetían lo lindo que se veía con su estómago abultado y esa preciosa mirada en sus ojos.

En cuanto a la petición de Mika, el menor aceptó renunciar a su trabajo. Ciertamente le pesó un poco debido a que no quería sentir que no aportaba al hogar, por lo que no aceptó más pacientitos y a los que ya tenía los pasó con algunos amigos que les respetaran los costos que él había manejado, además de enviar la información de sus clientes. Aquello le había dolido un poco, ciertamente se sentía orgulloso de los avances que sus pacientes habían tenido.

Por otra parte, sus últimos pagos los invirtió en un par de ropita para bebé y unos que otros regalitos para Michi, quien se encontraba feliz con sus nuevas adquisiciones. Lo último que le quedó de su paga decidió guardarlo para su aniversario con su esposo.

Cierto era el tema del ascenso del rubio, aunque por el momento la economía se encontraba un poco difícil tampoco es como si no pudieran costear sus gastos primarios como comida, prendas, agua, luz y estudios de su hijo. Afortunadamente su hogar ya habían terminado de pagarlo hace un par de años así como su coche. Es por ello que los gastos fijos ya no eran tan costosos como alguna vez lo fueron.

Ahora que Yuu no trabajaba, se dedicaba a mantener el hogar más limpio de lo usual, incluso también, se animaba a probar nuevas recetas, y debido a que tenía mucho tiempo solo, empezó a ver tutoriales para arreglar aspectos caseros de fontanería y carpintería. Si iba a dejar de trabajar por lo menos sería productivo en el hogar, ese era el pensamiento del azabache.

También había un hecho que le agradaba al pequeño, debido a que Yuu ya no tenía trabajo por las mañanas, podía levantarse ligeramente más tarde, así que disfrutaba un poco más de descanso.

Mika había estado alegando que él podría llevar a Michirou, pero el mismo entraba casi dos horas después que su papá, y es por ello que siempre lo negaba.

La adquisición de artículos para bebé iba en aumento. Ya había un par de prendas adorables, biberones y mamilas, así como también cobijitas y pijamas calentitas.

~

La cita mensual se encontraba a la vuelta de la esquina, y Yuu no se encontraba muy entusiasmado de ver precisamente a esa doctora. O, por lo menos, no le fascinaba la idea de que su esposo la viera, así que cuando el día se presentó, no pudo evitar comportarse con mucha seriedad y cautela para analizar si sucedía algo entre el ojiazul y la castaña.

Le consternaba un poco que Mika siempre quisiera asistir a su cita mensual, incluso si cuando esperaba a Michi hizo lo mismo. Solo que, le causaba algo de temor que su esposo hablara tanto a solas con aquella mujer, y es que confiaba en Mika, pero no en las demás personas. Sabía la maravilla de persona que era su hombre, después de todo. Y lo detestaba.

—Buenos días—murmuró alegre la castaña en cuanto la pareja hizo acto de presencia en el consultorio.

—Buenos días—respondieron al mismo tiempo los dos hombres.

Tomaron asiento y como era usual, la doctora le hizo preguntas a Yuu quien respondía con aparente normalidad para evitar conflictos y porque no podía hacer un drama en ese momento; además, le daba felicidad el hecho de que su esposo tomara su mano en toda la consulta. El de ojos azules era suyo, suyo y de nadie más.

Cuando la doctora terminó de realizar sus preguntas, le pidió al menor de ambos adultos que se dirigiera y recostara en la camilla para realizar el ultrasonido.

En cuanto sintió el frío gel en su piel, no pudo evitar sonreír intentando disimular sus ganas de reir por la sensación causada. Ante la vista, el más alto también sonrió, viendo sin disimulo alguno la pantalla del ultrasonido. Al fin sabría el sexo de los bebés y ciertamente aquello le emocionaba en demasía.

—Bien, ¿listo, Yuu?

El azabache asintió desviando su mirada a cualquier lado que no fuera la pantalla, y Mika si bien se encontraba observando, también cuidaba que su esposo no se diera cuenta de ello.

Cuando Akane encontró a los bebés, la sonrisa en el rubio no podía ser más enorme, sus ojos azules entonces se conectaron con los de la castaña, quien con sus labios hizo gesticulaciones del sexo de sus dos pequeños prontos a nacer.

En cuanto terminó la revisión, Akane asintió haciendo guiños a Mika para aparentar encontrarse ignorante de lo que había en la barriga del menor, así que tomó la mano de Yuu depositando suaves besos en esta, mientras la doctora comentaba los resultados en Yuu y los pequeños, o pequeñas.

—Está en buenas condiciones, el embarazo va muy bien —argumentó contenta.

Siguió detallando lo que encontró en el azabache y sus bebés, y cada palabra tranquilizaba bastante al de ojos verdes. Su salud siempre había sido muy buena, pero tratándose de sus hijos podía llegar a ser un poco paranoico, así que escuchar a Akane le calmó para com su embarazo.

Cuando salieron de la consulta, Mika llevaba en su rostro una sonrisa soñadora y adorable, imaginando los diversos futuros momentos que podría disfrutar con su esposo e hijos.

—¿Por qué tan feliz? —indagó Yuu con desconfianza.

—Me imaginaba cómo será nuestra vida en cuanto te alivies —fue sincero, pero Yuu hizo una pequeña mueca, desviando la mirada.

—¿Sucede algo, Yuu-chan?

—No.

Mikaela atrajo el cuerpo de Yuu al suyo, intentando atrapar con la mirada a su esposo.

—¿Seguro amor?

—Que sí, Mika. Tengo calor.

El azabache alejó a Mika de sí, porque a pesar de no haber razones para estarlo, se encontraba celoso. ¿Y si sonreía por haberla visto a ella? No pudo evitar pensar en eso, así que su contrario lo apretó más cerca de él, y aún si sabía por qué se comportaba así, decidió sacar a relucir ese hecho para poder abrirse y ser todo un romántico empedernido con Yuu.

—Ya, dime lo que hice.

—Nada.

—Yuu-chan, eres un celoso —aceptó dejando escapar una pequeña risita—. Ya te lo he dicho muchas veces, pero te lo volveré a repetir: te amo solo a ti, solo tú me sacas sonrisas sin darte cuenta, solo pienso en ti, cuando estoy en el trabajo solo te extraño a ti, y solo contigo quiero estar en las noches, abrazándote. Solo a ti te quiero besar, solo contigo quiero hacer el amor, solo contigo quiero compartir mi soda, solo a ti te daría el último trozo de pizza, y solo a ti te llevaría todos los días chocolates, una carta, un café en la mañana, unas flores, lo que sea. Porque a ti, y solo a ti te amo. Además, no cambiaría todos los años que llevo contigo por una aventura o por alguien más —besó a Yuu en la mejilla adorando admirar sus mofletes colorados por sus palabras—. Yuu-chan, llevamos tantos años juntos y aún siento por ti lo mismo, e incluso puedo asegurarte que te amo mucho más cada día.

—Te amo, tsundere —admitió tomándolo de la cintura para posterior a ello besarlo suavemente, sin deje de deseo carnal, solo transmitiendo con el gesto todos sus sentimientos genuinos.

Yuu por su parte se abrazó de su esposo escondiendo su rostro en el cuello de este. Mika le hacía infinitamente feliz.

—Yo también te amo —fue su respuesta.

Siguieron besándose camino a su hogar, mientras admitían abiertamente lo mucho que siempre se amarían.












Yo soy Mika en la vida (hablando de cursilerías xD)

¡Quiero un hermanito! #AwardsNoSeraphDonde viven las historias. Descúbrelo ahora