Para el séptimo mes de embarazo en Yuu, toda su familia ya se encontraba bastante ansiosa, solo anhelando que el nacimiento llegara por fin.
Yuu se encontraba caminando a la escuela de su pequeño, anteriormente no le costaba mucho porque no estaba embarazado, evidentemente, pero a este punto le dolía un poco la espalda y los pies, incluso mucho más que cuando esperaba a Michirou.
En cuanto llegó a la escuela del niño, lo saludó sonriente y el mismo captó rápidamente a su padre.
—¡Papi! —gritó el menor al verlo, se despidió de sus amiguitos y corrió a abrazarlo.
—¿Cómo te fue hoy? —interrogó el adulto correspondiendo al abrazo de su pequeño.
—¡Muy bien, hice un dibujo de tú, papá y yo! —exclamó enseñándole el papel, y en efecto se encontraban los tres, Michi y Mika a los costados del moreno, tomando sus manos. El fondo se trataba de una preciosa pradera con flores y árboles por doquier. Para Yuu aquella era la mejor obra de arte que pudiera admirar, así que sollozante, se dirigió a su pequeño para abrazarlo. Afortunadamente Michi se encontraba al tanto de los cambios emocionales en su papi porque Mika se encargo de ello, por lo que solo sonrió complacido de que a Yuu le hubiera gustado su dibujo.
—¡Te quedó hermoso! —exclamó abrazándolo con más fuerza.
—Papi, eres el mejor—dijo Michirou escondiéndose en el cuello de Yuu, dándole palmaditas en su espalda—. Vamos, vamos a casa, quiero mostrárselo a papá cuando llegue—murmuró feliz separándose de Yuu para caminar.
El de ojos verdes se secó las lágrimas asintiendo y haciéndole caso a Michirou.
El resto del tiempo padre e hijo a solas lo invirtieron haciendo tareas mientras Mikaela hacía acto de presencia.
Mika por su parte en cuanto llegó a su hogar, pudo notar a sus dos amores concentrados haciendo tarea. Cerró la puerta con cuidado y sacó su teléfono esperando que las flores que había comprado no se estropearan. Posterior a agregar esa foto a su álbum "Mis soles" hizo señas a Michi para que no alertara a Yuu en cuanto su pequeño le vio y se colocó a las espaldas del moreno; en el momento en el que Mika tapó los ojos de su esposo, su pequeño salió corriendo a su habitación porque en primera le asqueaban las muestras tan empalagosas de afecto de sus padres, y en segunda decidió darles algo se privacidad.
—Hola, mi amor. ¿Cómo le fue hoy a mi adorable príncipe? —pidió saber a la vez que depositaba un beso en su mata de cabellos negros.
—¡Mika! —llamó contento, tomando la mano de su esposo para llevarla a sus labios y besarla. Posteriormente giró su cabeza y así pudo observar el ramo que el rubio llevaba en su otra mano.
—Yuu-chan, traje un ramo de flores para la más bonita flor de todo el campo—murmuró entregándole lo mencionado.
—Te amo—murmuró el rubio correspondiendo el abrazo que Yuu le regaló en cuanto tomó las flores coloridas.
—Y yo te amo a ti—respondió—. Muchísimo, rubio bobo —llenó su rostro de besitos tenues, sintiéndose el hombre más feliz del mundo con Mika a su lado.
Después de su momento de parejas empalagosas, los dos adultos y Michi se sentaron a comer, Mikaela felicitó a su hijo por su hermoso dibujo y lo pegaron en el refrigerador halagando a su pequeño.
Mika decidió ayudar a Michi en lo poco que le faltaba para terminar su tarea mientras Yuu lavaba lo que habían utilizado para comer.
En la noche, Mikaela admiraba a Yuu ponerse su pijama, mordiéndose su labio. Dios, deseaba hacerlo suyo, pero en esos meses era cuando tenía qué contenerse, ya que les daba un poco de miedo lastimar al bebé (los bebés) con los movimientos de ambos.
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¡Quiero un hermanito! #AwardsNoSeraph
Fanfiction-Siempre dicen lo mismo. -Pero no nos das tiempo. Las pastillas anticonceptivas a veces no son funcionales. O quizás es que no son pastillas anticonceptivas, después de todo. Advertencia: Fanfic con temática yaoi/gay/homosexual/BL los personajes no...