3. Desesperación.

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Al atardecer, pude oír como un rugido tomaba poder cerca a la parte delantera del hogar perdido en el tiempo. Yo me encontraba detrás, en lo mas recóndito de la cabaña; por un momento ignore todo el ambiente, dejándome llevar por los deseos de ganancia que sacaría con todo lo que habría adentro.

Entonces vi como mi mano se salpicaba de una extraña sustancia roja, como la de las fresas exprimidas en alguno que otro jugo.

Un hilo de sangre recorría mi ropa, recuerdo haber sentido como una aguja siendo clavada en mí. El rugido se hacia más fuerte y tomaba cierto balance a una cacofonía.

Volteé a ver de dónde y cual era el motivo para desatar tal castigo en mí, pero no pude ver nada. La ropa que cubría mi hombro se desintegraba con un pálido color verdusco, junto a mi piel.

...

Un ruido inquietante en las paredes traía de vuelta mis miedos más primigenios, aquellos que estuvieron dormidos por siglos, quizás milenios. Alcance a ver un desmoronamiento en las capas de troncos que hacían de paredes, como si alguien se estuviera moviendo por todos lados a mí alrededor, pero fuera tan rápido para dejarse notar.

Al ver como los pequeños rastros de polvo muerto que caían desde la parte alta, probablemente de las tejas, presentía que algo estaba sobre mí.

Mi nerviosismo jugó en contra en ese momento, mi corazón latía fuertemente, sentía como si hubiera querido salir a volar; volar lejos de ese miedo cual pájaro asustado. Titubeé un momento, por el miedo y la desesperación que se impregnaban rápidamente en mi mente, algo se acercaba.

Las Varas De BellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora