4. La Adivina.

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Cuando el atardecer tocaba el día lunar, las cosas nocturnas comenzaron a ponerse en marcha. La feria se iluminaba tal grupo de luciérnagas en un abandonado bosque.

Así era la luna, un lugar abandonado y frío por la noche. Las sonrisas de la tarde ya no tocaban el rostro de las personas, el sol ya no daba la luz, y aquella luz ya no era irradiada por las personas.

...

Esa misma tarde, mientras Emma salía de la escuela junto a su mejor amiga, una joven de ojos azules como el mar se les apareció. Aquella chica parecía estar desesperada pro decir algo, así que aquello fue un gran factor para la conversación de chicas que iba a comenzar.

El sonido de la feria daba inicio junto a las palabras de la chica.

- Te vi en mis sueños- dijo con sus penetrantes ojos azules, para luego acercarse paso a paso y señalarla con un dedo. - Tú, definiras el destino de esta luna

Una sonrisa abordó pronto el rostro de Emma. Aquella sonrisa, era una de nerviosismo, ya que siempre tuvo un extraño miedo a las personas.

- No es gracioso - dijo Nataly.

- Claro que no lo es, el destino de los habitantes de esta luna está en juego.

- Pero... Emma no puede ser una salvadora, es imposible.

- Ella posee un poder, un poder inimaginable oculto en lo profundo de su ser. Algo que moverá a masas de gentes en algún lugar del universo conocido, algo que atraerá la atención de los grandes.

- ¡Basta! -exclamó Emma. -no quiero oír más palabrerías.

- Pero, es tu destino.

- Claro que no, yo sólo soy un parásito que vive de las otras personas -luego de aquella declaración por parte de Emma, sus piernas tomaron una marcha lenta que poco a poco se tornaba rápida. Huía.

La luz nocturna alumbró el camino de Emma, la soledad la invadía al dejar a Nataly, pero debía llegar a su casa luego de aquella experiencia tan incómoda. En su mente se desarrollaba una extraña idea acerca de cómo sería si fuera una salvadora, como en los cuentos que se contaban a los pequeños, pero se limitaba a profundizar.

La luna era nueva igual que el sentimiento que se apoderó de las personas esa noche... un sentimiento de desesperación.

Continúa Hoy...


Las Varas De BellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora