9. Ella.

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- No te mataré, pero de ahora en adelante serás mi esclavo ¿entendido? -interrumpió con unos sollozos entre risas. Pronto se quitó el manto y dejo ver una reluciente cabellera.

Era una chica, de esbelta figura y ojos mas grandes que la mayoría; tenían un color tan agradable como la mañana misma. Su piel se veía cálida y delicada, probablemente bien cuidada. Pero tenía una mirada penetrante, y aquello la hacía pactar con lo profundo de mi alma, despertando en mí un miedo infinito.

La bestia esperaba atentamente su orden, quizás yo ya me había resignado a morir luego de ver tal belleza, que me había flechado de alguna manera el corazón.

- No hagas nada Brouw, me lo quedaré -le dijo clara y directamente a la bestia.

Bajo pronto del hombro fornido y se acercó a mí. Yo estaba moribundo, tanto así, que apenas podía coger la vara... si ella no me ayudaba, moriría. Pero mi muerte sería tan desinteresada por todos, como un árbol que cae resonando en el bosque ante el hacha de un leñador.

- ¿Quién eres...? -susurre antes de cerrar mis ojos, que por alguna razón ya no podían permanecer abiertos. Estaban cansados del día a día, se cerraron y no volvieron a abrirse, no podían.

¿Será esto la muerte?

...

Desperté con una sensación de comodidad, y sí, aquella la producía algo que ya había sentido hace mucho tiempo. Quien pensaría que una cama podría hacerme tan débil y servidor del placer mientras estaba acostado, observé a mi alrededor, ciertamente me encontraba en una habitación; las paredes eran muy apegadas al centro, podía asegurar que solo un metro las divide de juntarse.

- Oye, tú -dijo alguien escondido entre las cortinas, que funcionaban como puerta improvisada.

Logre localizar rápidamente a aquel ser escondido, pero para mi sorpresa no se trataba nada más y nada menos que de un niño.

La soledad de ese extraño lugar pronto se había desvanecido, con el avistamento de aquel pequeño. Me sentí un tanto más seguro al ver su rostro, aunque al notar que se parecía claramente al de la mujer antes vista, dude un poco sobre las intenciones con las que me habían traído aquí.

Las Varas De BellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora