CAPITULO 2. EL OSTENTOSO RAMO DE FLORES

36 11 0
                                    


Mi vida en la gran ciudad de Paris es confortable, me va muy bien como estilista profesional, tengo mi propio salón de belleza y un pequeño apartamento al lado de la Rivoli (gran ruta comercial), a 10 minutos caminando del gran museo "Le Louvre". Me llamo Jennifer, tengo 24 años y hace 6 años que vine aquí en busca de convertirme en una gran maquilladora y estilista, mi padre no estaba de acuerdo con eso, cuando tenia solo 15 años le mencione la idea y me respondió que la gran ciudad era un lugar peligroso y que el ser estilista es algo falso y superficial, que yo podía quedarme a cuidar de él y de mi hermano y que como mujer no estaba bien estar sola en un lugar como la capital de otro país donde no conozco su lengua. Al escuchar esto, hice mis maletas y me fugue dejando solo una nota. No contacte con él si no tres meses después de comenzar a aprender el arte de ser estilista, le conte aue estuve los primeros tres meses de interna en una casa y a cambio me pagaban el estudio de francés y que gracias a ello en tan poco tiempo logre un gran nivel en la lengua. Él me rogo y lloro para que regresara y olvidara esa absurda idea, pero al ver mi perseverancia y mis pocas ganas de desistir, decidió apoyarme, además me daba una gran satisfacción el saber que sufría y lloraba por mi. Al fin y al cabo, desde que me fui intente cortar la comunicación con el lo mas posible, después de todo sentía rencor por lo que le hizo a mamá. Llamaba en ocasiones especiales, a veces fingía olvidar su cumpleaños y lo llamaba una semana después, pero a mi hermano si intentaba contactarlo al menos una ves por semana, aun que él no quisiera y se negara a hablar con migo o simplemente me respondiera el teléfono con un "estoy ocupado".

Cuando empecé a estudiar en la escuela de belleza mostré un alto desempeño en todas las áreas. después del los primeros 6 meses siempre estuve becada, lo cual me permitió ahorrar para montar mi propio salón de belleza, que efectivamente gracias a mi trabajo duro logre hacer en solo un año después de graduarme. Y aquí estoy, hace tres años que tengo mi negocio que prospera cada día mas.

Una mañana me desperté muy decidida a dejar las penas de lado, pasar pagina con la muerte de mi padre, al fin y al cabo ahora tenia que pensar en mi hermano y en que era lo mejor para él. Me gusta la vida en la gran ciudad, pero por mi hermano dejaría todo, soy una mujer madura que a su poca edad ha logrado muchas cosas, en cambio mi hermano esta comenzando su vida y no puedo desordenarlo a mi voluntad, debo estar con él en donde más comodo se sienta. Al decirme estas palabras de automotivación me levanté de la cama y comencé a hacer una lista de todos lo que tenia que hacer si pensaba regresarme a Tenerife otra vez; tengo que alquilar la peluquería, llamar a los clientes y cancelar las citas, cancelar mi contrato de alquiler, cambiar mi dirección en el correo postal, hablar con mi consejero del banco para cancelar mi cuenta. Había mucho que hacer y poco tiempo, así que tome una ducha rápida y me prepare en solo 20 minutos, cuando estaba a punto de tomar mi bolso para salir tocan la puerta.

-Correo para la señora Jennifer Hernández.- al abrir la puerta saludo y me quedo petrificada el ver el enorme ramo de flores y atrás de el, él anciano del correo que apenas si logro verlo.

-¿Quien envía eso?- pregunto con una cara entre asombro y horror.

-Firme aquí.- dijo el anciano sin molestarse a contestar mi pregunta.

Al recibir el ostentoso ramo, miro la tarjeta que tiene pegada a un lado «TU ES A MOI, TU ES SEULEMENT ET UNIQUEMENT A MOI... JE NE TE PARTEGE PAS! » (Tu eres para mi, tu eres solamente y únicamente para mi, no te comparto) . Me siento como si hubiera acabado de leer poesía barata. Jhon era un chico que conocí hace 4 meses en un bar de copas, es atractivo, rubio y con unos preciosos ojos marrones. Esa noche me ofreció un caipiriña (cóctel dulce) y hablamos toda la noche, me pidió mi numero y seguimos en contacto varias veces, salimos, nos besamos, todo bien hasta que un día recibió una llamada extraña en su teléfono de una tal "Gabriela" se puso nervioso y decidió no contestar, al minuto siguiente le llego un mensaje que decía "¿Dónde estas querido?" Para su desgracia pude ver el mensaje antes de que apartara el teléfono y sin siquiera darle tiempo a explicar le pedí que se fuera, desde entonces lleva mandándome regalos así.

DESORDENAME LA MENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora