CAPITULO 5. ENCUENTROS SORPRESIVOS.

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Después de tres horas y media de viaje de Paris a Tenerife me sentí un poco extraña de estar en casa, también nostálgica, esta casa abarcaba todos los recuerdos de mi madre y mi padre. Creo que va a ser mas duro de lo que pensé el estar aquí. Me auto consuelo diciéndome que esto ayudara a mejorar la relación con mi hermano, estoy nerviosa por verlo, no le dije que llegaba hoy, quería que fuera una sorpresa. Me dirigí a la habitación de el y deposite sobre su cama todos los regalos que le había comprado, ahora iré a casa de los vecinos, los señores González, son una pareja de ansíanos que han vivido en esa casa desde que tengo memoria, muy amables, accedieron a cuidar de Luis mientras yo llegaba a Tenerife. Termine de descargar y me dirigí a su casa.

Al llegar, los señores González estaban muy contentos de verme, me decían que parecía modelo de revista, que estaba hermosa, toda una mujer echa y derecha, les agradecí por los cumplidos y por todo lo que han hecho por nosotros, a continuación les pregunte donde dormía Luis, ya que el no sabia nada de mi llegada y quería que fuera una sorpresa, muy amables me acompañaron hasta ahí, pero cuando abrí la puerta, Luis no estaba. Conmocionada, les pregunte a los señores donde estaba mi hermano y ellos me respondieron que debería de estar ahí. En ese instante me di cuenta que algo andaba mal. Voy a matar a ese crio.

Les dije a los señores González que no había nada de que preocuparse, que podían irse a dormir y que yo me quedaría en la cocina para esperar su regreso.

Después de cuatro horas y varios intentos de no quedarme dormida en la mesa de la cocina escuche el sonido de un coche, me asome por una ranura entre la ventana y la cortina y lo vi bajar del Audi de nuestro padre.

Me siento muy enfadada, no tiene edad para manejar y mucho menos tiene por que llegar a esta hora. Cuando por fin entro se quedo petrificado al verme, lo cual solo le duro unos segundos, después recupero la postura y puso su cara de "me importa un culo".

—¿Sabes que hora es?.— dije enfadada pero sin alzar la voz, los señores González estaban durmiendo y no quería que se despertaran.

—Estoy cansado, buenas noches.— dijo mientras se daba la vuelta para subir las escaleras y dirigirse a la habitación.

—¡Te estoy hablando!.—dije mientras lo agarraba del brazo para que volviera a mirarme, en ese momento percibí un olor a alcohol, me acerque un poco mas para olerlo.— Para colmo estuviste bebiendo ¿cuantos años crees que tienes?. Luis estas en serios problemas.

—¿Contigo?.— dijo y soltó una risa ahogada.— Buenas noches.

No quise discutir mas y mucho menos sabiendo que mi intensión es reanudar los lazos familiares, lo deje ir y me dispuse a ir a la otra casa, para empezar a limpiar y organizar mis cosas, se que son mas de las tres de la mañana, pero se me ha quitado el sueño.

Cuando todo estaba impecable y mis cosas organizadas en lo que antes era mi habitación, me di por satisfecha, es increíble que nada en este cuarto haya cambiado desde que me fui. Mi hermano no debe tardar en llegar, lo llame para que volviera a su casa, y efectivamente no tardo en llegar, dijo que se tomaría el día libre de clases. No discutí.

Salí a correr un rato para descargar toda esta tensión. Cuando ya llevaba varios kilómetros decidí descansar en el banco de un parque, en ese momento se sentó un hombre a mi lado, parecía que también estuvo corriendo, me miro y me sonrió. Tenia una sonrisa muy bonita y sincera, inmediatamente le devolví la sonrisa.

—Disculpa, ¿vives aquí?.— preguntó sin apagar su sonrisa.

—Se podría decir que si, me mude ayer.— dije mientras analizaba su cara, no se me hacia familiar, creo que nunca lo había visto, debe de ser un turista o se debe de haber mudado no hace mucho.

DESORDENAME LA MENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora