Sean pov
Llegamos a Japón mi hijo debía volver ya que el lunes tiene clases y no me gusta que falte. Obviamente, papá le dio mil y una recomendaciones sobre portarse bien y amenazas al por doquier, igual le recordó que aún estaba molesto por la mentira y sobre todo por cómo se había comportado conmigo.
Me dio pena mi muchacho, pero debía reconocer que papá tenía razón y además era gracioso volver hacer ambos unos nenitos castigados, bueno no tanto, la verdad es que se me partía el corazón al ver la cara de culpa en mi bebe.
"¡¡Ya opa, deja de torturarme!" Mi cachorrito sonaba muy molesto.
"¿Perdón jovencito?" Papá preguntó arqueando su ceja.
"¡¡Si me oíste, dejaste más que claro que me odias y que soy el peor hijo del mundo, así que ya puedes irte! "mi hijo gritó reflejando lo furioso que estaba por todo lo acontecido pero luego le escuché decir bajito "¡no te necesito!"
ZAS, ZAS, ZAS, ZAS cuatro correazos fue la primera respuesta que mi niño recibió de papá "te amo eres mi nieto y por lo mismo no permitiré que te comportes como un mocoso malcriado, tu padre te educo mejor que eso y escúchame bien jovencito no permitiré que dañes a tu padre, recuerda que es mi tesoro" Mi padre amenazó sosteniendo el cinturón en la mano.
Las lágrimas comenzaron a brotar en seguida en los ojos de Steve, el corrió a enterrarse en mis brazos.
"Papá es suficiente, ya arreglamos eso, agradezco que te preocupes por mí, pero los problemas con mi hijo los arreglo yo"... dije con voz fuerte para demostrar que no soy el pobrecito desvalido que necesita que papá lo defienda.
Abracé a mi bebé para demostrarle a papá que él es mi hijo y es mi deber defenderlo. "ya paso tesoro, papito está aquí a tu lado" le dije con cariño.
"El opa ya no me quiere" comenzó a llorar en mis brazos.
Papá me lo arrebató de mis brazos y lo envolvió en un gran abrazo.
"Te amo cachorrito, te amo de eso puedes estar seguro, pero no puedo dejar que hagas algo de lo que te arrepentirás después. "
"Te amo mucho opa, perdón por lo que te dije no era cierto yo no te odio. "
"Lo sé mi corazón. "
Papá le seco las lágrimas a mi pequeño y me lo entrego, luego despareció para volver con la cena. Comimos en familia, se hizo tarde y ya era la hora que nos fuéramos, o nos quedaríamos para siempre.
"¿Papito?" mi pequeño me llamó como leyéndome el pensamiento.
"Dime tesorito"
"Me iré a mi departamento, mañana tengo clases temprano" me dijo aferrado a mi cuello "vuelve pronto" susurró mientras se descolgaba de mi cuello sin darme tiempo a reaccionar y se arrojaba al cuello de papá.
"Te amo opa, cuida de mi papito" le dijo y salió corriendo antes que pudiera detenerlo.
"Te amo mi corazón" le grité con fuerza al verlo subir al auto mientras sentía que mis piernas flaqueaban y mi corazón dejaba de latir como cada vez que mi hijo se apartaba de mi lado. Papá me sostuvo antes de llegar al suelo.
"Aaaaaaaaaaaah ahhhhhhh" lloraba con todas mis fuerzas "Aaaaah"
Papá me abrazó con ternura, me metió al auto y ordenó que nos llevaran al aeropuerto, yo no deje de llorar en ningún momento y noté una mirada de preocupación dibujada en el rostro de mi padre, él sabía que yo estaba muriendo por dentro, pero aparte de abrazarme y contenerme no había nada más que pudiera hacer.
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Una jauría de tigres
RandomSteve aparentemente tiene la vida perfecta, pero con el corazón herido por la muerte de su madre que el paso de los años no hacen más que acrecentar el dolor, pero por más que empuje lejos a su padre, jamás lo va a abandonar. Aviso: Castigo Corpor...