Capítulo diez La mentira tiene patas cortas

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Steve pov.

No podía creer, cuando el Opa me llamo para contarnos que extenderían el crucero por otro año más estábamos salvados, las veces que volamos para verlos con papá jamás había salido el tema de que ninguno seguía viviendo en casa, de hecho suponían que papá viajaba a New York un par de días a la semana a trabajar y volvía el resto de los días a casa, como el Opa siempre lo había hecho cuando trabajaba, la familia es lo más importante siempre nos decía, por eso nos sorprendió tanto cuando acepto irse de crucero con la Oma, claro que se iban con mis otros Opa y Oma, ellos siempre se han llevado tan bien, recuerdo cuando papá insistió en que sé que siguieran de vacaciones un año más diciendo que estaba todo controlado en casa y que las empresas funcionaban como reloj, yo agregaba que estaba súper bien en el colegio que los extrañaba mucho pero que deseaba que descansaran, ahora ya que cuando sean más viejos no disfrutarían, me lleve una mirada de mis Opas, de mi Omas no, ellas sonreían, creían que era para convencer a los viejos cascarrabias de que de disfrutaran, no sospechaban que era para salvar nuestros traseros.

Nosotros viajábamos a verlos, en el lugar del mundo en que estuvieran, si era muy entretenido porque cuando el crucero llegaba a puerto ellos se quedaban recorriendo hasta que otro crucero fuera a recogerlos, así que en el año que habían estado viajado se les había hecho corto y accedieron a disfrutar otro año más, cuando nos comprometimos a seguir visitándolos una vez al mes y papá a mandar informes mensuales de las empresas aunque sé que la Oma no dejaba que mi Opa los leyera, era solo porque a papá le gusta alardear de lo bien que lo hace en las empresas.

Así estuvimos más de un año, pero no todo puede ser tan perfecto, mi Opa tuvo que viajar a casa a resolver un problema aun no sé qué y se enteró que nosotros no estábamos viviendo en casa, casi morí a contestar su llamada.

"Steve Hyuga ven a casa en este instante" fue todo lo que me dijo cortando el teléfono.

Asustado llame a papá, pero no me contestaba.

Sean pov.

Estaba en la oficina, terminando de revisar unos nuevos contratos cuando me interrumpe el teléfono, miro la identificación y sonrió es papá.

"hola papi" le contesto feliz amo cuando me sorprende.

"Hola Sean, ¿cómo está el mentiroso que tengo por hijo?" yo quede helado, esa no era la respuesta que estaba esperando.

"que ocurre papá, los negocios van bien" le dije un poco asustado, además tenía la llamada entrante de mi hijo.

"Ven a casa ahora" me ordeno y corto el teléfono, se destapo la lata de gusanos, me tomo un vaso de agua y llamo a mi bebito.

"amor, tu Opa no pillo" me sentía como un crio de nuevo.

"nos va a matar" me dijo nervioso mi cachorro.

"si, nos va a matar" repetí con certeza.

"papi vienes por mi" me dijo temeroso.

"claro bebe, yo hablare con papá" trate de calmarlo, cancele de inmediato todas las reuniones por los próximos días, y aborde el jet rumbo a Japón pero recoger a mi pequeño.

En el jet no podía dejar de repetirme estamos muertos estamos muertos. Mi papá va a castigar a querer castigar a mi hijo esta será la zurra del siglo porque será peor que la vez que papá castigo a Steve por arrancarse de casa, yo me puse furioso, al saber que papá le había dado nalgadas a mi bebito, aun puedo recordarlo como si fuera ayer.

Steve se enojó con papá porque no lo dejo salir a jugar con la Kathya, había estado enfermo toda la semana, y recién se había podido levantar, mi cachorro enojado se arrancó por la ventana, la mamá de la Kathya lo fue a dejar, mi papá estaba muy preocupado buscándolo, por todos lados, así que en cuanto se fue Darla, le dio diez azotes, yo llegue del colegio y me encontré a mi hijo llorando en el rincón sobando su traserito, reconozco que vi negro, tome a mi hijo en brazo y cuando salía de casa me encontré con papá.

Una jauría de tigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora