Capítulo trece No puedo perderte no puedo

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Kathya pov.

Sé que las mujeres nos jactamos a menudo de contar con ese "sexto sentido" que a veces nos ayuda a prevenir malas experiencias y aunque les parezca ridículo, en ocasiones como ésta, a salvar la vida de la persona que amamos.

"¿Steve? ¿Amor te sientes mal?" le pregunté con cautela, mi tigrecito intenta ocultarme que está enfermo, pero hace tres día que le notado extraño, más extraño que de costumbre.

"no, estoy bien" Steve me mintió descaradamente, siempre se cuándo me miente, mi corazón se activa como una alerta silenciosa.

"Uhhhh pues tienes cara de zombi con indigestión jajaja" Le dije sonriendo, Steve y yo siempre nos la pasábamos riendo y bromeando, él tenía un sentido del humor increíble, pero hoy simplemente ignoró mi broma "Estas enfermo" le grité y ésta vez no era una pregunta, era una clara afirmación.

"Kathya, ya te dije que estoy bien" me respondió mientras salía del cuarto con su caminar descuidado y yo moría de ganas de llamar a su padre, confieso que odio cuando azotan su traserito pero creo que necesita quien lo ponga en cintura. Tomé el teléfono buscando el número de Sean cuando Steve regresó y me dio una de esas tiernas miradas que me derriten el alma.

"Apúrate K, llegaremos tarde al entrenamiento" Me dijo con su cara de ángel y yo me olvidé de a quién carajos llamaba.

Fui tras él, teníamos que entrenar, pero por supuesto no dio ni siquiera un treinta por ciento en el entrenamiento, se le notaba cansado y en cuanto llegamos a casa se fue a la cama enseguida. Conozco a Steve y eso es una mala señal, muy mala señal. Llamé al médico de inmediato.

"Déjenme solo. Estoy bien" le gritó al doctor en cuanto llegó y no permitió que se le acercara, yo escuché los gritos desde el pasillo y allí mismo, mientras miraba al médico marcharse, tome una decisión, me sentía una traidora y tal vez lo era pero ¿Qué más podía hacer?

"Aló, Ssuegrito" Hablé con voz temblorosa.

"Si cariño ¿Qué ocurre?" El tono suave de Sean me tranquilizó un poco y me dio la fuerza para continuar hablando.

"Es, es, Steve esta con fiebre y dificultad para tragar, se negó a ver el médico no sé qué más hacer" Intenté explicarme pero Sean no me lo permitió.

"Tranquila cachorrita, en dos hora estoy ahí" Me dijo y yo me sentí más tranquila y en silencio agradecí las ventajas de ser millonarios, los jet llegan rápido a todas partes.

Entre de nuevo a la habitación y le tomé la temperatura, no estaba tan mal pero iba empeorando cada vez más y yo recé porque Sean no se demorara mucho en llegar.

"No quiero ver a ningún doctor" Me dijo luciendo exactamente como un mocoso de cinco años.

"Me preocupa tu salud, no quiero que te pase nada malo, pero tranquilo que no llamé a ningún otro médico" Le respondí buscando en el botiquín un analgésico.

"¿Y entonces a quien llamaste? te escuché hablando con alguien por teléfono"

"A tu papá" exclamé aparentando mucha tranquilidad y respiré hondo esperando los gritos que llegarían en cualquier segundo.

"¿A SEAN?" Gritó levantándose de un brinco de la cama "¿KATHYA LLAMASTE A MI PADRE?"

"Ya te dije que me preocupa tu salud"

"¿Te preocupa mi salud? con un carajo Kathya, Sean me va a matar"

"¿Y QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA?" Esta vez era yo la que gritaba "Te negaste a ver al médico y estoy segura que la fiebre te matará primero"

Una jauría de tigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora