Séptima parte.

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Harry sonrió cargando una pila de libros frente a él con cuidado y se dirigió hacia donde se encontraban Tom, Lily y Severus en la misma mesa.

Era divertido ver cómo Eliot convivía con Snape, tratando que el rencor de haber sido engañado por éste no invadiera la conversación, aunque sabía muy bien que los dos se llevaban de maravilla, igual que Lily con el par de tontos que siempre discuten sobre cosas sin sentido.

Después de dos semanas de clases los cuatros se habían hecho amigos/compañeros de estudio y todas las tardes se veían una hora en la Biblioteca, excepto los viernes, que se veían una hora más de lo acostumbrado.

Negó con la cabeza pensando en lo que hacían cuatro semanas de clases.

—¡Es verdad! Aunque las casas sean enemigas los fundadores eran más que amigos...

—Slytherin y Gryffindor nunca estarían juntos, son totalmente diferentes —acusó el único miembro de la casa de Slytherin en la mesa, algunos alumnos miraban con extrañeza a Severus por el simple hecho de estar rodeado de leones—. Slytherin es de pensar mientras que Gryffindor es de actuar...

—Ahora imagínate el equipo que harían juntos —interrumpió Harry la conversación mientras dejaba la torre libros en la mesa—, claro está que el mejor equipo era cuando estaban Rowena y Helga al lado de ese par: Salazar y Rowena se encargaban de analizar a fondo una situación y hacer la táctica mientras Godric, con su destreza en los duelos, y Helga, con su amabilidad y sonrisa encantadora, se encargaban de la acción y de cumplir con los planes antes previstos —siguió mientras se sentaba en su silla y agarraba el primer libro de la torre—. Eran el equipo perfecto, aunque el león y la serpiente se empezaron a querer más de lo que se debe. Después de una gran batalla entre ellos dos, decidieron juntarse, sorprendiendo a sus dos amigas de paso.

—Eran inseparables —aseguró Tom llevándose la atención de los dos niños frente a ellos—, se debe admitir que sus discusiones eran muy seguidas, pero, al final, llegaban a complementar sus ideas de manera extraordinaria.

—¿Qué dices de la leyenda de la cámara de los secretos? —cuestionó Severus.

—Eso, querido Príncipe, es otra historia —contestó Harry empezando a escribir en su cuaderno de apuntes, para luego empezar a llenar el pergamino que había encargado la profesora McGonagall para su clase.

—¿Cómo conocen esas historias? Las cuentan como si ustedes hubieran estado allí, viendo todo lo que pasaba y siendo unos testigos ejemplares de los hechos...

Leander sonrió al ver la réplica que su madre había usado, pero se limitó a encogerse de hombro mientras seguía con su lectura; tenía una tarea de Transformaciones que hacer y no quería llevarse más del tiempo necesario para poder pasarse a la tarea de Pociones, sin contar que quería leer libros que se habían agregado a la enorme Biblioteca del lugar en los años que no estuvo presente.

—Nuestras familias se encargaron de enseñarnos eso —contestó con simpleza Tom, inspeccionando los libros que Harry había traído.

—¿Y cómo pudieron...?

—Secretos familiares, querida —cortó el ojiazul agarrando un libro de la pila.

Lily frunció el ceño, confundida. Las familias de sus dos amigos eran demasiado curiosas como para no interesarse en su historia, ¡Merlín! Hasta había pasado todos sus tiempos libres desde que llegó al lugar para poder investigar con mayor profundidad los extraños comportamientos de sus amigos; también poder entender con más facilidad las palabras que éstos decían, como si un niño normal de once años pudiera saber eso, hasta sabían hechizos que no se enseñaban hasta séptimo grado, eso no podía ser enseñado por 'secretos familiares', ¿o sí?

Vida renovada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora