Décima octava parte.

3.4K 468 17
                                    

El susurrante sonido que hacían las plumas al pasar por los pergaminos invadían la tranquilidad que profesaba la gran y hermosa biblioteca. Uno que otro pase de hoja acompañaban a tal sinfonía, nada que desconcertara a las personas dentro de ésta, todo lo contrario, era una motivación para seguir en ese lugar.

Severus Snape dio una pasada rápida a su alrededor y una sonrisa quiso salir a la luz cuando notó a sus amigos acompañándolo mientras estudiaban. Tal vez ya no se encontraba Lily, pero al menos seguía Regulus en el disfuncional grupo, haciendo un poco más pareja la reunión, dos Gryffindor y dos Slytherin.

En ningún momento pensó tener amigos y, desde el momento que gritó esas horribles palabras, pensó que se iba a quedar solo. Leander y Eliot eran Gryffindor, por lo cual era lógico que se separaran de él después de haber insultado a alguien de su casa con tal discriminación, más cuando ese alguien era su amiga... pero, ante todo pronóstico, ellos se quedaron a su lado, hasta Leander se había acercado más a él.

El cuarteto de idiotas habían dejado de molestarlo y, por obra divina, habían empezado a ser más maduros. No sabía a qué se debía, tampoco debía decir que le gustaba ese cambio, para nada, ahora Lily parecía más interesada en James Potter y, para su desgracia, ya habían formado un tipo de relación amistosa.

Suspiró por lo bajo y dejó su libro a un lado. Llevaba leyendo el mismo párrafo por más de diez minutos y aun así no podría comprender qué decía. Todos parecieron notar eso, pero no dieron comentario alguno, simplemente parecieron de acuerdo en darle una pequeña distracción, mas ninguno sabía cómo hacerlo.

—¿Y qué pasó con tu libro, Leo? —preguntó por fin el menor de los Black mirando a su primo/tío con interés, un interés que replicó Severus, pero éste no lo demostró.

—Ya voy a terminar de editar el segundo tomo —contestó sonriendo mientras levantaba el pergamino que estaba usando en ese momento.

—¿Segundo tomo?

—El primero ya fue publicado —informó Tom contestando la pregunta del Slytherin mayor.

—¿Qué harás cuando lo termines? —cuestionó Regulus causando que naciera un revoloteo en los ojos de Tom.

—No lo hubieras preguntado...

—Pienso escribir un libro de hechizos —interrumpió el pelimorado con alegría—, hace mucho busqué un libro sobre diversas formas de usar ciertos hechizos, pero todos eran tan... tan...

—Proisaico, inocurrente...

—Sí, eso —afirmó Harry ante lo dicho por su novio—. Así que decidí hacer uno yo, con más dinámicas, explicaciones y formas de uso.

—Me imagino que esas formas de uso no serán bien vistos.

Todos miraron a Severus con miedo. No miedo a lo que dijo en sí, sino a que eso fuera realidad, cosa que se corroboró cuando la sonrisa de Harry abarcó todo su rostro.

—Eso, amigo mío, es lo emocionante.

—Terminaremos huyendo del país por tu culpa —se quejó Tom cruzando sus brazos—, sabes lo sensible que está el ministerio con eso de la guerra, no aceptará la publicación de tu libro. Podrían hasta tacharte de mago oscuro.

Harry simplemente se encogió de hombros.

—La vida empieza a cobrar sentido cuando defiendes tus ideales, ¿a qué sí? —cantureó con felicidad. Tom frunció el ceño ante eso— Bien, usaré un seudónimo, ¿feliz?

—Feliz —confirmó el mayor sonriendo.

El día pasó entre bufidos y quejas del heredero Mort sobre el ministerio y la estupidez humana. Nadie negó ninguna palabra dicha, simplemente decidieron suspirar mientras agarraban nuevamente sus libros y fingían leer, pero, después de treintena minutos de comentarios, no hicieron más que unirse y empezar una nueva conversación.

Vida renovada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora