Vigésima primera parte.

3.4K 489 70
                                    

Los estudiantes corrían de un lado a otro mientras conversaban con tranquilidad sobre sus próximas vacaciones. Harry suspiró dramáticamente siendo jalado por su novio y empujado por su primo.

—Quita esa cara, debes salir a divertirte —comentó Eliot ignorando olímpicamente a Sirius, quien daba saltitos de emoción—, estar encerrado en la habitación todo depresivo no ayudará a tu salud.

—Y sirve que espiamos la cita de James y Lily —dijo el mayor de los Black con alegría—... Ya empiezo a oler cornamentitas.

Harry simplemente rió negando con su cabeza, Remus a un lado suyo se encargaba de decir lo negativo que todo resultaría si Lily se enterase que no había privacidad en su vida amorosa, cosa que fue descartada fácilmente por un Sirius Black, quien agarró la mano de Remus y Peter para salir corriendo tras su amigo y cuñada.

El menor miró la acción mientras daba media vuelta para irse a su habitación.

—Bien, no me necesitan, con permiso...

—Nada —siseó Tom jalando la mano del menor—, nos separaremos de ellos y haremos lo que una pareja normal debe hacer.

—No tienes cara de chico cliché, Tom.

—Y tú no tienes cara de depresivo —compulsivo.

—¿Existe eso?

—Harry...

—No quiero...

—Hay un parque cerca de Hogsmeade, usualmente siempre está solo, podríamos aprovechar eso y, ya sabes, terminar lo que nunca nos dejan terminar —gruñó tras decir lo último, ocasionando una serpentina risa al menor.

—Mi querido chico quiere unos besitos míos —canturreó entrelazando sus dedos con los del heredero Holmes con alegría, uno no consigue al Señor Oscuro más temido del momento rogando por tus besos—. Me siento poderoso.

—Ja, ja —siseó Eliot caminando más rápido—. Ahora apresúrate, no quiero que nos vean.

Harry sólo rió por lo bajo y se dejó llevar por su novio hacia el parque. Ciertamente era un lugar muy solitario y algo acogedor, pero ese mismo detalle lograba a atraer a la atención de personas no muy confiables, como el mismo Tom, quien siempre se metía en algún lío por andar yendo a ese lugar.

Un apretón de manos le hizo salir de su pequeño ensimismamiento y volteó hacia los ojos de Tom, quien sonreía con cariño, cosa que no pudo dejar de contagiarse. Ver a Tom sonreír es algo único y maravilloso, casi como un milagro.

—Me gusta mucho este lugar —susurró una vez que llegaron al parque.

—Si no me dices no me doy cuenta —contestó Harry poniendo los ojos en blanco—, no con las 128 vidas que llevamos viniendo.

—Es que es asombroso este lugar...

—Parece una extensión del bosque prohibido.

—Aquí hacía magia oscura cuando estaba en Hogwarts —susurró por lo bajo—. En mi primera vida, digo.

Harry miró a su acompañante con interés, eso era algo que nunca le había dicho, tal vez por el simple hecho que se arrepentía de todo lo que había hecho en esa vida, tal vez porque simplemente se le pasaba... Leo no sabría decir cuál razón era correcta.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —cuestionó recostando un poco su cabeza en su hombro en curiosidad.

—Aquí es donde empecé a aprender sobre la magia oscura —repitió mirando hacia otro lado—. Donde empecé a ser Lord Voldemort... creí que, tal vez, ya no quisieras volver una vez que te dijera eso.

Vida renovada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora