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Molly es una chica que ama la naturaleza; puedes dejarla en algún pueblo donde haya gran flora y fauna y ella estará encantada.

Pero, ese amor que siente hacia la naturaleza, a veces la convierte en alguien muy sensible.

Recuerdo una ocasión, cuando aún éramos solo amigas, era el día de la mujer y ese día fuimos a un centro comercial. Entramos a un local de comida rápida, y en la puerta había un chico mayor que nosotras, muy lindo y simpático, regalando rosas rojas a todas las mujeres que ingresaran al local. También a nosotras nos dio una.

Comimos y no hubo nada extraño. Hasta que llegamos a su casa.

En cuando entramos corrió como alma que lleva el diablo hacia su cocina, en busca de un recipiente largo para echar la rosa. En cuanto encontró uno -después de volver la cocina patas arriba-, le llenó con agua y metió su rosa.

Pero abrió los ojos en grande, como si hubiera recordado algo.

-¡No tiene raiz! ¡La rosa se va a morir! -Gritó. Y no podía creer en ese momento que ella estaba a punto de llorar.

-Molly, calmate. Es solo una flor... -Fue un gran error haber dicho aquello, pues me dio la peor mirada de odio que alguien puede dar.

-¡Claro, es solo una flor! -dijo con una sonrisa fingida- ¡Y si te mato solo serás una persona muerta más! ¿No? -Me quedé callada, sin saber qué responderle.

Ese día aprendí una gran lección; nunca se te ocurra decir que las plantas o los animales son menos valiosos que los humanos frente a Molly.

Para ella son seres vivos como los humanos, que también merecen vivir.

Esto deja muy claro el siguiente paso para conquistar a Molly y no morir en el intento:

Si piensas regalarle flores, que sean artificiales. Si no, mejor no le regales nada.

Cómo conquistar a Molly y no morir en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora