Compañeros (Namjoon y tú)

Capitulo 12

NARRA NAMJOON

Me desperté con un aroma delicioso, olía a tortitas, café recién molido y otro olor distinto. Ese olor era como perfume de mujer. Iba a moverme cuando notó que algo está aplastando mi brazo. Abrí los ojos repentinamente por miedo. Al abrirlos vi la imagen más bonita que podría haber visto en toda mi vida. Era ____, tumbada conmigo, en mi cama, completamente dormida. Su cara reflejaba paz, sus ojos relajados fueron pestañeando repentinamente. Su boca se abrió en un gran bostezo y por fin abrió los ojos.

-Buenos días- dije yo con la voz más ronca por acabar de despertarme.

Volvió a bostezar y después me devolvió el saludo con la voz adormilada.

-Buenos días.- se frotó un ojo con su pequeña mano y se levantó liberando mi brazo.

Sentada en la cama se estiró y se sorprendió.

-¿Namjoon ayer, no cenamos verdad?-pregunto con incredulidad.

-Pues... No, creo que no.¿Por?-

Después de esa pequeña conversación que tuviéramos por la noche, nos tumbamos en una de la camas y empezamos a hablar, a jugar a hacernos cosquillas. Me había divertido mucho. Pero creo que ella y yo estábamos cansados, paramos de hablar y nos dormimos. Recuerdo que antes de dormirse me pidió que la abrazara fuerte y que nunca la dejara ir. Estaba hablando en sueños, pero indudablemente me hablaba a mi. No lo dudaba porque pronunció mi nombre, que de sus labios sonaba precioso.

-Porque estoy muerta de hambre.- se quejó como una niña pequeña y haciendo un puchero, sacó su labio inferior hacia afuera.

-Si vuelves a hacer ese gesto te juro que a la próxima te muerdo el labio.- dije mientras observaba sus labios reírse y volver a hacer el mismo puchero.
Al volver a hacerlo me dieron más ganas de atraparlo entre mis dientes.

-¡Ooooh! Tú te lo has buscado, nena- anuncié para luego lanzarme a ella y fundirnos en un apasionado beso.

Al principio no fue un beso fuerte pero a medida que pasaba el tiempo se volvía más fogoso. Poco a poco nuestros cuerpos se fueron juntando. Le agarre de las caderas y la subí en mi. Ella se movía lentamente, cosa que hacía para torturarme. Mi amigo empezó a reaccionar. Ella lo notó y de su boca brotó un suspiro lujurioso. Ahora se movía más rápido. Hasta que una voz desde fuera llamó.

-¿Te das cuenta de que siempre alguien nos interrumpe?- río en bajito.

Joder si me daba cuenta, ahora más que tenía asuntos más importantes entre manos. Y nunca mejor dicho, porque en vez de contestar le cogí los pechos haciendo que soltara otro suspiro.

-Deberías contestar- me regaño ella. Pero pronto perdió el control y rectificó-Mejor déjalo, no contestes. El mundo no se va a parar si acabamos esto.

Estaba muy de acuerdo con ella pero la voz de fuera insistía. Ella volvió en sí y se separó de mi. Aún teníamos puesta la ropa. Ni me habían dejado quitársela y ver su espléndido cuerpo cubierto por la capa de sudor tras haberlo hecho. Se dirigió a la entrada de la habitación y la abrió. Ya no había nadie detrás de la puerta. ¡Increíble, se toma la molestia de interrumpirnos y luego simplemente desaparece!

-Será mejor que vayamos a desayunar.- dijo sin preámbulos y salió de la habitación.

Lo único bueno que había en todo esto era que por lo menos sabía que ella también estaba muy caliente por estar conmigo, eso en parte me alegraba.

Me levante, mire hacia abajo. Todo parecía normal, entonces tome rumbo hacia la cocina que ahora mismo era el lugar que estaba en auge. En dos días que llevaba aquí lo había descubierto. Por las mañanas siempre había alguien que se levantaba y preparaba un desayuno delicioso. Cuando entre en ella solo estaban los chicos. Los miré sorprendido pero ellos me pusieron cara de no saber nada y pregunté.