Café y Hormonas

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Ross

Ally no se presentó en toda la semana y aunque estaba realmente agradecido de su muy buena suerte, sentía un poco de preocupación respecto a la chica, incluso más de alguna vez la había buscado con la mirada en la cafetería pero al parecer estaba muy ocupada como para concentrarse en él.

Para él, su buena fortuna no había acabado ahí, Rydel no volvió a comunicarse y además contaba con un nuevo número de celular por lo que ya no sería molestado por nadie más.

Sin embargo todas las noches anteriores habían sido un desastre.

Con suerte dormía un par de horas.

Se frotó los ojos por quinta vez en esa clase, la pérdida de sueño, la aburrida clase y el frío no ayudaban en nada con su cansancio.

Por lo que estaba intentando no quedarse dormido encima del pupitre.

Cuándo el timbre sonó, realmente se sintió agradecido y a paso lento se marchó de ahí.

Como no había comido nada desde que se despertó, se fue a la cafetería por unas galletas y un café para combatir la helada mañana.

El frío no había cesado en toda la semana y en los noticieros solo decían que continuaría por un par de días más, incluso anunciaban tormentas para el fin de semana.

Frotó sus manos contra el vaso de café buscando alivio para sus ya congelados dedos.

Nunca pensó que estaría tan helado, por lo que en consecuencia no se le había ocurrido sacar sus guantes.

Siguió en dirección hacia su próxima clase, pero en el camino, alguien lo chocó tan fuerte que terminaron en el suelo y ambos con medio café rociado encima.

― ¡Mierda! ―exclamó una voz conocida.

Se encontraba encima de un cuerpo pequeño y pegajoso, que se lamentaba por ser aplastado.

― Sal...te de encima ―murmuró la voz que no había escuchado durante toda la semana, pero que ahora ya no extrañaba.

Ross cometió el error de mirar su rostro que se encontraba demasiado cerca para su propio bien.

En ese instante pudo notar el bonito color castaño de sus ojos y sus largas pestañas que lo miraban fijamente.

También se dio cuenta que sus mejillas estaban teñidas de rojo, aunque no logró identificar si era por la baja temperatura o por su propia cercanía.

―L-lo siento ―logró decir luego de varios segundos, se levantó rápidamente y le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.

Cuando la mano de Ally tocó lo suya, se le cortó la respiración, fue como si en ese momento se diera cuenta que sus manos encajaban perfectamente la una con la otra.

Le recorrió una corriente eléctrica desde la cabeza hasta los pies.

Cuando ya se había levantado, retiró su mano lo más rápido posible y se concentró en su ropa mojada.

Joder, esto era lo último que le faltaba.

Tenia una semana de mierda y ahora se topaba con la chica que quería evitar a toda costa.

El mundo si que lo detestaba.

Todo lo malo le ocurría a él.

―No hay problema, supongo que venía muy rápido ―dijo Allison mientras se despegaba la ropa mojada ―Ah, esto es asqueroso.

¿Y ahora que se iba a poner?

Para su desgracia, no tenia ninguna ropa de cambio en su casillero.

El Secreto De Tu Voz |Raura Y Auslly|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora