Preocupaciones.

68 10 2
                                    


Ally.

Ally se adentró en el gimnasio con la mente por las nubes, especifícamente en el caos que se estaba formando en su vida.

¿Cómo diablos se iba a presentar ante una disquera?

Hablar frente a los estudiantes era una cosa pero ¿Cantar? ¿Frente a un público que la estaría evaluando?

Ni en sueños, la sola idea le daba pánico.

¿Cómo Raini le había hecho esto?

Ella, su mejor amiga. La que mejor la conocía. ¿Cómo se le había ocurrido algo así?

Se frotó las sienes buscando un atisbo de serenidad porque si no lo encontraba le daría un ataque.

Tenían que hablar. Urgentemente.

Sacó su celular y le escribió.

―Reunion de emergencia. Cancha de fútbol en cinco minutos ―A.

Guardó el aparato y se fue a encontrar con Ginger, la pelirroja entusiasta que se había presentado como la presidenta de su club de fans.

¡Su club de fans! ¡Fans, Ella!

Todavía no podía terminar de creerlo ¿Quién se habría imaginado que le pasaría algo como eso?

A ella, que era una chica normal y del montón, de esas que pasan desapercibidas cuando pasan a tu lado.

Seguía sin poder creerlo.

Pero de todos modos se sentía feliz ¿Quién no lo estaría si le dijeran que tiene un grupo de fans y que estas la admiran?

Era una sensación, gratificante. Se sentía bien.

¿Habrá sentido esta misma sensación Ross cuando se subía a los escenarios?

Ally creía que sí y no podía imaginar el dolor que debió haber sufrido cuando R5 se separó.

Lo que la llevaba de nuevo a pensar en la razón, en el porqué de todo eso.

Y eso sólo lo descubriría donde comenzó todo, con los propios integrantes de la banda que no le daban ni la hora o con la disquera.

La misma disquera que quería verla actuar para negociar sobre un contrato.

¡Un contrato! Dios ¿Qué rayos iba a hacer?

Llegó al lado de Ginger, pálida y le tocó el hombro.

La chica se volteó y le sonrió.

―Ginger, voy a salir un rato a tomar aire ―ella asintió y no le dijo nada al ver su rostro sin color.

Ally salió del instituto en dirección hacia las canchas de fútbol, en el camino se mantuvo con la vista en el piso evitando las miradas de los demás.

Hoy no estaba de humor para ayudar a los demás, no cuando era ella la que necesitaba ayuda.

El día estaba soleado, con la tormenta se había ido el mal clima y ahora gozaban de un cielo despejado, ella esperaba que después de su propia tormenta personal. El sol volviera a salir.

Una suave brisa le acarició sus risos castaños y se colocó los más molestos detrás de la oreja.

Sus pies se movían por el ahora verde pasto que los equipos del instituto utilizaban para entrenar después de clases.

Sí bien aveces entrenaban en las clases de deportes con el entrenador ahora se mantenían vacías por lo que era el lugar perfecto para entrar en crisis con su mejor amiga, además de mantener su conversación privada.

El Secreto De Tu Voz |Raura Y Auslly|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora