No lo haría por cualquiera.

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Ally.

La lluvia caía a raudales por todo la ciudad de Miami dejando las calles cerradas sin ningún medio de transporte.

Ally miraba por el enorme ventanal de la sala siguiendo con sus ojos el recorrido de las gotas de lluvia.

La noche había caído y la tormenta no hacía nada más que empeorar, en el noticiero anunciaron la inestabilidad de las lineas telefónicas lo que la dejababa incomunicada con sus padres.

La castaña soltó un suspiro y ladeó la cabeza para mirar de reojo al causante de la mayoría de sus trágedias.

Ross estaba vestido-finalmente-con unos pantalones de chandal grises y un polerón negro con las letras I Love New York en el pecho, este se mantenía sentado al otro lado de la habitación mirando una película de acción que daban por cable.

Después de muchos gritos y de momentos incómodos, habían decidido que ella permaneciera en el departamento, ya que salir fuera era peligroso y recién se estaba recuperando de la hipotermia de la que había sido víctima.

Definitivamente salir en plena tormenta era un pase VIP al hospital más cercano.
A pesar de haber transcurrido un par de horas desde el desastre mañanero, la tensión era palpable en el aire. Tanto que hasta se podía cortar con una motosierra.

Ninguno quería entablar conversación así que todo lo que se oía eran los sonidos de la televisión y la lluvia en el exterior.

Ally miró sus pies cubiertos por unos calcetines rojos que mantenía el calor entre sus dedos, al igual que los pantalones de algodón negro y el sueter azul que la abrigaba. Agradecimiento era lo único que podía sentir por Ross después de todo lo que habían pasado.

Y humillación, mucha humillación. Tambien verguenza, mucha verguenza.

Sus mejillas se mantenían calientes por los recuerdos que se negaban a abandonar su cabeza.

Partes que sin duda alguna nunca podría olvidar, como la piel dorada y marcada de su abdomen o las músculosas piernas que sostenían el cuerpo de Ross.

Ni hablar de su espalda tonificada o del trasero que se había mostrado ante sus ojos.

Eso último le daba ataques de histeria.

Ya no podía volver pensar con claridad. ¿Quién podría?

De pronto las dudas comenzaron a embargarla.

¿Estaría pensando en ella? ¿en su cuerpo desnudo? ¿estaría igual de nervioso como lo estaba ella? ¿le habría gustado lo que vio?

—¡Basta Ally, eso a ti no te tiene porque interesar! —exclamó la voz en su cabeza.

Ally sacudió la cabeza para eliminar esos pensamientos, nada bueno resultaría de ellos. Al contrario solo le causarían más problemas.

Y de esos ya tenía demasiados.

Lista de problemas de Ally Dawson:

¿Estar atrapada en el departamento de tu asistente? ¡Listo!

¿Que este seguramente te odie por hablar de su pasado? ¡Listo!

¿Haber dormido con él en la misma cama cuando ambos estaban desnudos? Doblemente listo, su mente ya no era pura gracias a ello.

¿Sin comunicación ni medios de transporte? ¡Que podría ser mejor!

¿Qué nadie sepa de tu paradero lo que seguramente conllevará un castigo hasta el final de tus días además de no poder hacer nada si es que al tipo con el que estás se le ocurre asesinarte? Una maravilla. Sí tenía suerte Ross podría ser un asesino en serie y la mataría antes de recibir las miradas llenas de reproche de los estudiantes.

El Secreto De Tu Voz |Raura Y Auslly|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora