Señorita Perfección y Niño Caprichoso

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Ally

Por muchos motivos, lo que estaban haciendo estaba mal, uno; dejar a la directora con la palabra en la boca estaba mal, dos; dejar el salón lleno de pintura blanca, sin terminar y huir estaba muy mal y por último, estar encerrada en el armario del conserje lo era aún más.

Todavía seguía confundida y sorprendida de lo que había sucedido hace apenas unos segundos, acababa de inventar una mentira creíble, pelear con un ex-cantante de la banda que le gustaba y después sentirse apenada por él.

Oficialmente se estaba volviendo loca, nunca le habían pasado tantas situaciones alocadas, solo desde que su vida se había cruzado con la de Ross sexy Lyn... ¡Wow wow wow! ¡Calma tus hormonas Ally Dawson!

Menos mal que no había sucumbido a sus deseos perversos, porque seguramente ya estaría en la comisaria con una denuncia por violación.

Aunque estar encerrada en una habitación con un espacio tan reducido y a oscuras, no presagiaba nada bueno.

En cualquier momento alguien podía entrar y sorprenderlos en una situación comprometedora, que podría malinterpretar se y llegar a oídos de todos.

Y eso no era bueno, podían poner en duda su reputación, era y seguiría siendo la presidenta del instituto, tenía que ser una estudiante intachable, debía dar el ejemplo a seguir y si la descubrían escondida en un armario con un chico pensarían lo peor de ella.

Podrían expulsarla de su cargo, y eso era algo que no se podía permitir.

Ella tenía muy bien pensados sus objetivos y metas, por lo que no podía hacer esta clase de rebeldías.

Como todo estaba a oscuras no podía ver a Ross, sin embargo estaban tan agitados por la carrera de los pasillos, que su respiración la golpeaba directamente a la cara.

Estaban muy cerca y eso no era bueno para su salud mental.

—¿Porque hiciste eso?

—¿Hacer que? —preguntó en un susurro.

— Pues, fulminar con la mirada a la directora como si quisieras matarla, agarrarme sin avisarme y más encima salir huyendo como si fueras un criminal para después ¡encerrarme aquí sin darme alguna explicación! —dijo sin poder contener toda la frustración que tenía.

Estaba perdiendo los nervios y eso no era nada bueno, ni para ella ni para él.

—Yo... Pues yo, ¡No lo se! Fue un impulso del momento.

—Un impulso —rio incrédula —Cálmate Ally, cuenta hasta diez — ¿Sabes lo que podría costarme un impulso como ese? Pff, es obvio que no lo sabes.

— ¿Y que es lo que tendría que saber? ¿Que sería tan malo para la Señorita perfección?

No lo mates, no lo mates, no lo mates...

—Para tu información, esta clase de comportamientos podrían llegar a ser desastrosos para mi, ¡Podrían expulsarme! O ¡quitarme mi cargo! Tu no puedes ir por ahí, haciendo lo que se te de la regalada gana.

Esto era increíble, era un patán y un idiota, imbécil sin sentimientos, él no sabía nada sobre ella como para dar por sentado que se las sabia todas.

El Secreto De Tu Voz |Raura Y Auslly|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora