Capítulo 14

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《Actos y palabras que callan》

Me encontraba fuera de la casa de George Martin, un gran cliente y amigo desde hace algunos años.

Martin me había llamado minutos antes de salir de la tienda, por alguna extraña razón siempre que George me llamaba yo inmediatamente corría para poder verlo... "Extraña razón", ¿así lo llamé? Bueno, es obvio que he mentido, George me gusta, me ha gustado desde el momento en que crucé miradas con él. Fue algo rápido y repentino, pero me sentí flechado de forma instantánea y para mí mala suerte, aún cuándo me enteré de que Martin está casado... mis sentimientos no tuvieron intención de desaparecer.

Suspiré y me animé a tocar la puerta, lo hice y no demoraron en abrir.

Era Martin.

-¡Vaya, Brian! ¡Qué rápido!- dijo el más alto al verme.

-¡Si! Te dije que vendría apenas tuviese tiempo y bueno, me ves aquí.- esa fue una explicación totalmente improvisada. No sabía qué decir, "Hola, vine apenas me llamaste porque quería ver tus ojos y tu rostro una vez más". No. Jamás diría eso.

-Ven, entra.- asentí y me adentré en aquella enorme casa.

-¿Estás solo?- pregunté al notar un gran silencio en la vivienda.

-Así es.- respondió junto a una sonrisa.

Le devolví la sonrisa y comencé a caminar hacia el estudio del rubio mientras él me seguía; me adentré en el estudio y me senté frente a su escritorio, me sabía el proceso de memoria, así que sólo necesitaba esperar a que George se sentara frente a mí y me dijera qué era lo que necesitaba.

-Bueno.- dijo sentándose frente a mí -Aún estaba planeando lo que quería, pero cómo llegaste antes...

-Puedo ayudarte en lo que falte, ¿cuál es tu idea principal?

-Bien, quiero hacer algo pequeño para mí esposa y estoy pensando en un pastel sencillo...

Mientras escuchaba lo que George me pedía, no podía evitar sentir celos por su esposa, si yo fuese su pareja ¿él me haría regalos cómo esos? ¿él me amaría de esa forma? Siempre he deseado ser amado de aquella forma tan especial.

Siempre.

Miré los ojos de George, sus labios moverse mientras seguía hablando, pero yo ya no lo escuchaba y bueno, supuse que seguía hablando de su esposa.

Detestaba amarlo, tantos años y él aún no lo nota... ¡Lo detesto! Detesto amarlo, detesto todo de él, pero a la vez me encanta...

Me hiere. Él es quién provoca una herida en mí, pero también es la pomada que ayuda a que ésta herida cure.

-George.- llamé con voz tenue, mi voz temblaba pues sentía que había llegado el momento... tenía que soltar todo. Paul tenía toda la razón al molestarme, Martin me "interesa" de una forma amorosa.

A pesar de yo haber hablado, Martin no escuchó y no lo culpo, estaba más ocupado hablando de su amada...

Sí me tiene que odiar, que sea con un motivo.

Me levanté con brusquedad de mi lugar y con fuerza tomé su corbata, haciéndole callar sus palabras y borrar su sonrisa.

-Estoy cansado.- dije y estampé mis labios contra los suyos.

Profundicé el beso, Martin aún parecía shockeado pues ni siquiera hacia el más mínimo movimiento. Yo, aprovechando la situación coloqué mis manos sobre sus mejillas acunando su rostro entre mis manos, mis ojos se mantenían cerrados, yo solo me centraba en disfrutar del contacto que tenía al fin con el rubio. Lo había añorado tanto...

Cuándo logré introducir mi lengua en su boca, me alejó de un empujón.

No esperaba menos.

Se me quedó mirando con los ojos muy abiertos, yo solo me quedé ahí, apretando los puños, en parte arrepintiendome de lo que hice y a la vez sintiendo felicidad, pero ésta última rápidamente se desvaneció.

-¿Por qué hiciste eso?- preguntó cubriendo su boca.

-¿Por qué crees que fue?- hablé demostrando molestia, ya no ocultaría más estos sentimientos-Me gustas.- al decir eso me sentí cómo un adolescente.

-¿Qué...?

-Y si crees que me disculparé... olvídate de eso, porque no lo haré.

Martin se levantó lentamente de su lugar sin dejar de mirarme; estaba esperando a que me echara a patadas de su casa, pero al parecer no pensaba hablar nunca y eso me ponía más nervioso.

-¿Martin?- llamé ya preocupado.

-Haz demorado demasiado.- dijo con voz suave, sonaba afligido.

******
Paul.


Abrí la puerta para dejar salir todo el humo, mis ojos ardían y cuando el humo ya se hubo disipado un poco, tomé una bocanada de aire.

-Lo siento.- Escuché detrás de mí. Coloqué el seguro de la puerta trasera para que ésta no se cerrara.

-Todo esto es tu culpa.- dije sin mirar a Harrison -Ringo ahora está enojado conmigo y todo es tu culpa.

-No es totalmente mía.

-¡Lo es!- hice un mohín, ya estaba cansado y aún faltaba para terminar el día -¿Ya cerraste la tienda?

-Si.- George se paró a un lado de mí. No pude evitar recordar sus besos y rápidamente desvié la mirada para fijarla en los basureros colocados uno al lado del otro en el callejón en  el que estaba la puerta trasera.

-No vuelvas a hacer algo cómo eso.

-¿A qué cosa te refieres?- sonrió.

-¡Ya sabes! A besarme y perjudicar mi trabajo... sí Brian se entera me matará.- me lamenté llevándome las manos al estómago -Ugh, me duele...

-De seguro son los nervios.- volteé y me encontré con Ringo.

-No le dirás, ¿verdad?- preguntó George con preocupación.

-No le diré nada, ya relájense.- respondió aún molesto; el humo aún no salía completamente de la tienda -Aunque besarse en el baño debería notificarlo.- dijo ahora junto a una sonrisa burlona.

-¡Ringo! Yo no quería.

-Pero te gustó.- dijo George sonriendo.

-¡Claro que no!

-¿No? ¿Y por qué cerraste los ojos para disfrutarlo más?

-¡Yo no...!- mi cara se coloreó de rojo y frunciendo aún más el ceño volví a entrar en la tienda, no me importaba si aún había humo por todo el lugar.

M

e encerré en el baño.

-Ese idiota, ¿qué rayos se cree?- mascullé mientras me lavaba el rostro.

-¿Paul?- George habló desde el otro lado de la puerta.

-Vete.

-¿Qué te ocurre? No te enojes, ¿acaso te llegó el periodo y estás más sensible?

-Déjame en paz George.

-¡Ah! Entonces si te llegó.

Apreté la mandíbula con rabia y dejándome llevar por el enojo abrí la puerta con fuerza.

-¡Te dije que...!- George me tomó de las mejillas y me plantó un beso en los labios.

¿Qué?

George profundizó el beso, pero no lo suficiente, era un simple pico, nada más. Y sólo eso fue suficiente para llevarme a las nubes.

Accept me [McHarrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora