《I'm sorry》
Paul preparaba galletas con chispas de chocolate cuándo la puerta trasera se abrió, dejando ver a un George empapado por la lluvia que había comenzado a caer a las 2 am.
-¡Buenos días!- saludó quitándose el abrigo mojado.
-Buenos días.- saludaron Paul y Brian.
-¿Y Ringo?- cuestionó buscando con la mirada al susodicho.
-Ha pescado un resfriado y se ha quedado en casa.- explicó McCartney sin mirar al menor.
-Ah.- suspiró -¿En qué puedo ayudar?
-Inventario.- dijo Brian -Y no te comas nada, que ya se te ha hecho costumbre.
-Bueno.- respondió desanimado.
George caminó a la tienda y comenzó a hacer el inventario. Mientras, el silencio en la cocina incomodaba demasiado a Epstein, quién no dudó en interrumpir a Paul en lo que estaba haciendo.
-¿Y cómo vas con Harrison?- preguntó dejando lo que hacía.
-Dudo que eso sea importante, Brian.- dijo metiendo las galletas al horno -¿Y tú? ¿Cómo vas con el señor Martin?- preguntó con una sonrisa victoriosa que se ensanchó al ver el ligero sonrojo en las mejillas de su jefe y amigo.
-Bueno. Eso es algo que no tiene nada que ver con el trabajo.
-Así es.- asintió Paul encendiendo el horno -Pero sabes que puedes contarme si lo deseas. Soy tu amigo después de todo.
-Gracias.
McCartney le regaló una sonrisa sincera al mayor, pero rápidamente se volvió para borrarla y reemplazar su semblante por uno sombrío y lleno de angustia; solo faltaban tres días y podría irse de Liverpool, sin despedidas, dejando buenas amistades atrás, pero por el bien de todos. Todos menos él, porque sinceramente Paul no quería irse.
-Oye, Paul.- el mencionado se giró, encontrándose con Harrison.
-¿Qué ocurre?
-¿Sigues enojado? No me has hablado desde el incidente.
-No estoy enojado. O por lo menos no tanto cómo debería.
George no sabía cómo actuar frente a Paul, y es que Dios, Paul era una persona realmente complicada.
-¿Qué debo hacer para que me disculpes?- habló Harrison nuevamente.
-Nada, no es necesario.
-Una disculpa es muy poco.- dijo el menor, pensando en voz alta -¿Qué te parece si te invito a cenar?
Paul miró los ojos de su compañero de trabajo. ¿Una cena? No sonaba mal, en casa sólo tenía sopa instantánea ya que normalmente de eso vivía, pero la idea de que si aceptaba la propuesta del menor, éste malinterpretaría las cosas o que el mismo Paul gracias a la duda decida no irse de Liverpool... Todas esas posibilidades e ideas llegaron a la mente de McCartney, molestandolo.
-¿Qué me dices?
¿Acaso querer vivir un momento de felicidad con la persona que le había robado el corazón era malo? ¿No podría aprovecharlo por lo menos una vez antes de irse?
-Está bien.- dijo Paul junto a una sonrisa.
-Genial, ¿después del trabajo?
-Claro.- George se alejó con un semblante alegre y Paul no pudo evitar sonreír de forma ladina. Amaba pasar tiempo con George aún cuando parecía que sólo sufría en presencia del menor.
Quería disfrutar de esa comida y también de la persona que lo acompañaría a comer ésta.
* * * * *
La jornada de trabajo terminó y Paul, ya abrigado para salir y recibir las frías caricias del clima inglés, fue hasta la oficina de Epstein.
-¿Brian?- llamó abriendo la puerta, solo un poco.
-¿Mm?- el mencionado alzó la vista, parecía algo deprimido, cosa que preocupó a Paul.
-¿Ocurrió algo?- Brian negó -¿Seguro?
-Seguro, Paul.
-... Está bien.- dijo no muy convencido -Yo ya me voy, vé a casa pronto.
-Lo haré. Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Paul cerró la puerta y sin necesidad de caminar, se encontró con George, puesto que él ya estaba frente a su persona.
-¡George!- exclamó asustado -Rayos, hombre...
-Lo siento.- se disculpó entre risas -¿Nos vamos?
Paul asintió.
-Iré por mi abrigo.- avisó Harrison y McCartney volvió a asentir.
P
or un momento Paul quiso volver y abrir la puerta de Brian para preguntarle por su bajo estado de ánimo, realmente le había dejado preocupado y no podría olvidar la cara de Eppy, tan demacrada pero pulcra, Brian después de todo era una persona muy elegante y orgullosa, pero eso no evitaba que estuviese mal.
McCartney tomó un lapicero y uno de los papeles amarillos que Ringo compró para anotar algún aviso o algo pequeño y dejarlo en el diario mural, simple pero muy práctico. Escribió con rapidez y lo pegó en dónde Brian podría verlo.
-Ya estoy listo.- dijo George tan alegre cómo un niño que quiere ir rápido a recibir un regalo.
-Vamos entonces, estoy ansioso por saber qué comeremos.
-Bueno, ¿has probado la comida hindú?- preguntó cuándo salieron por la puerta trasera.
-¿Hindú? No.
-Entonces te llevaré al mejor restaurante hindú. Es muy buena, de verdad.
-Eso espero, ya que después de todo, es tu disculpa.- George soltó una risita nerviosa y Paul se carcajeó.
En serio, amaba pasar tiempo con el menor.
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Accept me [McHarrison]
Fiksi PenggemarPaul McCartney, un chico de veintitrés años y homosexual que intenta retomar su vida en la sociedad después de que los que decían ser sus mejores amigos descubren su orientación sexual y lo dejan en depresión por dos meses.