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El sol estaba poniéndose. Era una tarde calida, a diferencia de la fría y larga noche que se avecinaba para Hasetsu. _____ estaba dormida ya a pesar de ser las 7:00 p.m.

Yuuri y Viktor estaban en la habitación de Yuuri viendo peliculas, mientras Yuri, por otro lado, estaba acostado mirando al techo sin poder lograr dormirse, sin poder olvidar lo que había dicho la noche anterior y lo distinto que fué. Él no podía reprocharse, había sido sincero con ______ después de todo.

Él sabía lo que era sentirse solo, tenía la sensación de estarlo siempre, y así era realmente, estaba solo y no podía hacer nada al respecto. Todo eso cambiaba cuándo estaba junto a Katsuki, no, no estamos hablando de Yuuri, sino de su hermana menor, aquella que se había robado la atención del rubio malhumorado desde el día en que la vió llegar a su hogar.

Él la consideraba su amiga.

Él no necesitaba nada más.

Pero... él no podía aceptarlo.

Después de pensar por horas, dicidió ver si ______ estaba libre, pero no obtuvo respuesta hasta después de una hora.

"Yuri, lamento no haber respondido tu mensaje antes, estaba dormida si te soy honesta, ¿sigue en pie la invitación?"

Él sonrió inconcientemente, ella había logrado hacerlo sonreir de forma sincera sin saberlo.

Había algo que ellos no sabían... Y es que ambos disfrutaban de la compañía del otro.

"Voy por ti en una hora, Katsuki" respondió el rubio para entrar velozmente a la ducha.

Él estaba inquieto, como si de un evento importante se tratara, se sentía justo como en él Gran Prix, se había percatado de ello no muy contento, no sabía de que se trataba esto y a qué se debía su inquietud.

Su situación era demasiado repentina, sus emociones se habían configurado de un día para otro, hoy, el no era el mismo Yuri Plisetsky de todos los días.

Fué a recogerla y ella ya estaba esperándolo.

—______...— pronunció su nombre sin saber más que decir.

Ella sonrió y juntos salieron.

—¿A dónde se supone que vamos?— preguntó curiosa.

El no lo sabía.

—En realidad no sé— dijo sincero.

—Estás muy raro hoy, Yuri— comentó ella entre risas.

—¿En serio crees eso?— preguntó avergonzado. Ella asintió divertida.

—Ya sé a dónde podemos ir— susurró ______ pero él aún así lo escuchó.

El la miró y levantó las cejas.

—Sigueme— dijo ella tomando su brazo y guiándolo a otra dirección.

El no tenía idea a dónde podría llevarlo, pero sabía que sería algo bueno y se dejó llevar.

El silencio siempre estaba presente en ellos en cualquier momento, al principio eran incomodos, pero ahora no afectaba en lo absoluto.

Ellos caminaban mientras por ratos se miraban de reojo, uno al otro, hasta que llegaron al lugar que ______ tanto adoraba.

—Los cafés aquí son muy buenos, increíblemente buenos, deberías probar alguno— exclamó con felicidad mientras entraba primero.

No había mucha gente, solo unas 5 personas más en la cafetería.

El entró detrás de ella mientras la observaba dar pequeños saltitos mientras caminaba.

—Nunca había visto este lugar— dijo Yuri.

—Qué lastima— rió —¿Estás agusto aquí?— preguntó ella con un poco de preocupación.

—Sí, descuida.

—Esperame aquí— se puso de pié y fué a la caja, el la siguió con la mirada sin perderla de vista —¡Shino! Lo de siempre, pero que sean dos, por favor.

Un chico de cabello grisáceo y ojos esmeralda le entregó dos tazas.

—Te veo muy animada hoy, Okami, ¿por qué tan feliz?— ella se sonrojó, al escuchar la pregunta en lo primero que pensó fué en Yuri —Oh, entiendo, entiendo, disfruta tu noche.

Le decía Okami por sus característicos ojos azules, que le recordaban a un lobo, según él.

Ella volvió a la mesa dónde Yuri la esperaba.

—No sé si te guste el té, pero... quería que probaras este, es el que siempre tomo cuándo vengo aquí— rió nerviosa y le entregó su taza.

Tomó un poco y Yuri hizo lo mismo, ella lo observó fijamente, se dió cuenta que él se lo había acabado.

—Creo que no voy a preguntar que te pareció— dijo ella riendo.

—Es riquisímo— exclamó mirando su taza vacía.

—Me alegra que te haya gustado.

—No entiendo como es que puedes ser tan formal a veces, ______.

—¿A-Ah?— se ruborizó —Bueno, creo que yo tampoco lo sé.

Se la pasaron hablando de cosas triviales durante una hora aproximadamente, después salieron y fueron al parque del centro y caminaron al rededor de este.

—Sigo sin creer que seas la hermana del cerdo— dijo Yuri sin mirarla.

—¿Por qué lo dices? La gente dice que es demasiado obvio por el parecido.

—Son muy distintos, en muchas cosas, en la apariencia física, tus facciones son mucho más finas, y tus ojos son de un color distinto, en pocas palabras eres más atractiva, en cuanto a personalidad, no encuentro un solo parecido, tú eres más directa y menos insegura, puedes defenderte sola.

—Gracias, no sabía que pensabas eso de mi— dijo ella riendo.

El se sonrojó instantaneamente.

—Si que eres terrible, ______.

Ella sonrió con cierto orgullo. Adoraba pasar tiempo con Plisetsky y le alegraba saber que a el con ella también.

Después de todo, por alguna razón la habrá invitado, ¿no?

Draw ➵ Yuri Plisetsky y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora