Ambas manos, pequeñas, y levemente rojizas por la quemada que se había dado, eran atendidas por dos castaños, quienes untaban en su suave piel la pomada para irritaciones.Cabe mencionar que el pequeño no podía dejar de sonreír, pues su muñeco se había quemado, sí, pero eso también significaba que estaba agarrando los sentidos que le faltaba para ser un humano, y eso era algo que le emocionaba.
La idea de que su muñeco, ya no lo fuera más.
Leeteuk pareció darse cuenta, sabía reconocer las sonrisas de su pequeño y sabía perfectamente que aquélla tenía que ver con Yeye.
- ¿Ya no te duele mucho, Yeye? - gracias a las pequeñas clases que Leeteuk y Ryeowook le daban en sus tiempos libres, el muñeco ya sabía si negar o afirmar, y en este caso había sido una negación. El dolor, como le habían dicho que se llamaba, ya había desaparecido.
La sonrisa de Teuk se hizo presente, combinándose con la del menor.
- Muy bien - habló cerrando el pequeño bote de pomada para acomodar sus codos sobre la mesa y apoyar su barbilla en los nudillos de sus manos, de esa manera le daba a entender a ambos chicos que lo que venía a continuación era de suma importancia - Yeye, presta atención. Tú igual, Wookie.
- Sí, Teukie hyung - respondió obediente, mostrándole su sonrisa tierna.
- Las manos de Yeye ya empezaron a tomar tacto, ¿Entiendes eso, Yesung? - suspiró tras su negación - Bueno, tus..
- ¡Yo le explico, Teukie hyung, yo le explico! - pidió Ryeowook con una tierna sonrisa, ganando una por parte de Leeteuk, quien había accedido.
- Adelante, mi amor.
- Yeye, tus manitas, éstas - las tomó suavemente. Yesung bajó con levedad la mirada, por instinto, la mano de su pequeño era tan suave, realmente suave, tan suave que no había el por qué de que le definieran "suavidad", no había, con solo la caricia de su bebé bastaba para saberlo - estaban dormidas, por eso siempre podías agarrar todo lo que quisieras pero no lo sentías, ¡ahora sí lo podrás sentir, Yeye!. Ya han despertado.
La risa de Leeteuk se dejó escuchar.
- Así es, tus manos ya han despertado y ahora, vas a empezar a descubrir el mundo con ellas - le brindó una dulce sonrisa, tomando una de sus manos, levemente rojizas.
La sonrisa de Yesung también se asomó cuando escuchó las dos explicaciones, y la verdad era que empezar a sentir cada roce, por tan pequeño que pudiera ser, le hacía saltar de alegría, quería más y más.
¡Le encantaba ser humano!.
- Bien, es hora de irme. Saben que cualquier cosa que necesiten pueden ir y pedírmelo.
- ¡Sí, Teukie hyung. Te quiero mucho! - el pequeño levantó los brazos y, con toda la inocencia y pureza del mundo, rodeó el cuerpo del más alto.
Leeteuk se sorprendió, aunque no por el abrazo, sino por algo que no había contado que pasaría.
Ryeowook había empezado a sollozar, la cosa era..¿Por qué?.
- Bebé, ¿Qué sucede? - levantó con suavidad su mentón, mirándolo a los ojos - estabas feliz hace un momento, ¿Qué ocurrió?.
-..Ya es el mes de la mamá.....y yo no tengo mamá...
Con aquellas palabras, el semblante del chico mayor se ensuavizó y, sin saber porqué, pudo ver la suave sonrisa que le dirigía el pelinegro, presenciando también el asentimiento de cabeza que este le daba. Simplemente, se dio la vuelta y se fue.
Ya es hora.
Leeteuk sonrió, con la misma alegría y amor con el que siempre lo hacía, la magia se sintió al momento que tomó la mano del pequeño.
- Acompañame, mi amor.
- ¿A dónde, Teukie hyung? - las palabras salían entrecortadas de la boca del chico, su garganta se había partido por el dolor interior que esa época le provocaba.
Sin embargo, su hyung no le respondió a la pregunta y solo comenzó a caminar con él. Abrió las puertas del ventanal, sintiendo el aire pegar en su rostro y revólver sus cabellos seguramente.
Sonrió, apoyándose en la barra del balcón, alzando su cabeza para que sus ojos se posaran en la noche, en la hermosa y fresca noche, buscando alguna figura que a veces los foquitos blancos formaban.
Suspiró.
- Mira, bebé..- señaló una estrella, justamente la mas pequeña y la que se encontraba en medio de las demás, siendo rodeada. ¿Coincidencia? No.
- ¿Qué es, Teukie hyung? - ya un poco más tranquilo, el pequeño se colocó a su lado, mirando la estrella - Está muy bonita.
- ¿Verdad que sí? - volvió a sonreír -....Es mi pequeño ángel, mi pequeño Woozie....mi bebé
¿Cómo no reaccionar de manera triste a esas palabras? Quizás para algunas personas no pudiera serlo, pero para Ryeowook había sido una daga en el corazón. Sus ojos fueron directo a la sonrisa del otro, no lloraba.
- ¿No estás triste, Teukie hyung?.
Aquéllas palabras hicieron voltear al mayor, sonriendo ampliamente al ver el rostro de su pequeño.
- ¿Sabes? Diecisiete años no es edad para embarazarse, además de que puede ser peligroso para esa persona, también lo puede ser para el bebé. Y más si es a una edad temprana - volvió a sonreír - Cuando un angelito nace, lo que más desean sus padres es escucharlo llorar. El primer deseo. Pero mi bebé no lloró, no lloró nunca.
- Tu bebé....está..
- No, no pequeño, no lo está. Él llegó a mí dos años después. Con diez años más, pero volvió a mí. Un hermoso niñito de doce añitos llegó a mi puerta a pedir con lágrimas en sus mejillas un pedazo de pan. Llegó con un peluche de muñeco en sus manitas, un peluche perfecto. Y aunque sea entre llanto, un fuerte llanto, podía entender lo que me había dicho. "No tengo casita, tengo hambre, no he comido nada desde hace tres días...Quiero a mamá"
Recordar esas palabras hicieron que las lágrimas del bajito volvieran a salir. Esas fueron sus palabras cuando conoció a su hyung, la primera vez que lo vio. Sintió las yemas de los dedos de Teuk, quien secaba sus lágrimas mientras soltaba un risa suave.
- Y esa fue la primera vez...cuando escuché llorar a mi pequeño. Le di su panecito, una malteada de chocolate. Y cuando me abrazó y se durmió en los brazos de Kangin, de inmediato supimos que era nuestro pequeño, nuestro pequeño Wookie. ¿Ahora entiendes por qué no estoy triste? Tengo a mi hijo ahora frente a mí. Aunque no hayas nacido de mi vientre, o aunque no tengas mi misma sangre, eres y siempre serás mi hijo.
Nunca se había sentido tan feliz, Ryeowook sonrió a sus la palabras contrarias. El abrazo que le dio a su mayor demostraba todo sentimiento, todo lo bonito que sentía, todo el amor que transmitían ambos.
- No me volveré a ir de tu lado. Te quiero mucho, omma.
Y las lágrimas de Leeteuk salieron, era la primera vez que esa palabra era dirigida a él y para él. Lo abrazó con fuerza. Miró a Yesung que se encontraba en la puerta y le sonrió.
El muñeco le envió la misma sonrisa, asintiendo con la cabeza y dándole a entender que había hecho lo correcto.
También yo los quiero.
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Mi Muñeco [YeWook]
FanfictionNo busques el amor, mejor espera a que venga a ti. Historia Original.