Cap.20

682 115 22
                                    

Los adorables ojos cafés del chico miraban con una ternura y pureza a su mayor, quien se encontraba a su lado conduciendo el auto, rumbo a la escuela.

Dejó salir una pequeña sonrisa de sus labios. ¿Alguna vez se han sentido con la necesidad de abrazar a su madre, o a su padre? Bueno, en ese momento Ryeowook se controlaba para no lanzarse sobre el conductor y provocar un accidente. Pero eso no era un impedimento para no poder levantarse un poco y plantar un besito en la mejilla contraria.

- ¿Sabes, Kangin hyung? Ayer en la noche Teukie hyung se convirtió en mi omma, y yo en su hijo. Él me dijo palabras muy bonitas y, ¡Ya tengo omma!.

La amplia sonrisa de Kangin no pudo ser más grande, las palabras que mencionaba su pequeño una por una sonaban tan inocentes, tan puras. ¿Cómo no reír ante eso?.

Ryeowook tenía ambos de sus brazos levantados, expresando ahí su emoción, la misma que él sentía.

Sí, estaba feliz de que el amor de su vida haya acabado con ese miedo de expresarle al menor sus verdaderas intenciones. Intenciones de una omma.

Aunque igual estaba triste, debía ser un momento único e inolvidable para todos, lastimosamente él no había podido estar ahí, pero no importaba, no importaba si al final el hijo que había perdido volvía a él. Bueno, llegaron dos hijos.

Yesung también era un Kim, también era su hijo.

- ¡Woaw, pequeño!¡Qué emoción! - volvió a sonreír, estacionando el auto -...¿Y no quieres un papá?.

- ¡¡Tú eres mi papá, mi papá bonito!! - sonrió el pequeño, quitándose el cinturón de seguridad para, ahora sí, abrazarlo con fuerza.

¿Se suponía que Kangin debía sentir felicidad, emoción?¿Quizás amor?.

En realidad todas esas palabras se quedaban muy cortas para describir lo que realmente estaba pasando en el pecho y estómago del pelinegro, no sabía cómo dar a entender lo que en ese momento, la palabra "felicidad" no alcanzaba para nada a lo que realmente sentía. Mantener el cuerpecito de Ryeowook en sus brazos, sentirlo tan indefenso e inocente también hacía que, además de felicidad, sintiera ganas de darle protección, de darle un mundo sin dolor ni decepción. Solo un mundo maravilloso.

Cómo el que vivía en esos momentos.

Besó los cabellos castaños del chico, sonriendole dulcemente al acariciar una de sus mejillas.

- Y tú eres mi hijo. Te juro que te protegeré y que te cuidaré con mi vida. Te quiero, mi amor. No sabes cuanto.

- Eres muy bueno, papá. No entiendo por qué las demás personas dicen que no lo eres - formó un puchero, de verdad no le gustaba para nada lo que decían de su padre. Por lo contrario, Kangin sonrió suavemente.

- Algunas personas solo se encargan de ver los defectos de otras, y no sus virtudes. Yo sé por que lo dicen. He cometido varios errores, de los cuales me arrepiento. Pero soy un ser humano y todos lo hacemos. Aunque sí hay varias personas que me señalan de mala gana. Pero eso no me importa.

- ¿Ah, no?¿Por qué no?.

- Porqué hay una personita que está ahora frente a mí, y que siempre, con su amor y con su ternura, me hace callar las críticas de los demás.

Una sonrisa, una tierna sonrisa, y un suave abrazo, la combinación perfecta.





Yesung estaba fascinado con la magia de la televisión, sus ojos abiertos e iluminados mirando fijamente la pantalla lo decían todo. Sonrió viendo y siendo testigo de la unión de bocas de los protagonistas de la película. Además no entendía el porqué lo hacían, pero allá demostraban algo, quizá un sentimiento, que sin duda, logró atrapar la atención de su televidente.

- Te amo...

El timbre del departamento interrumpió lo demás, pero se veía que en la película era lo único que importaba. Te amo.
Incluso, había escrito esa frase en una servilleta, claro, las letras no eran tan perfectas pues aún empezaba a escribir, y todo gracias a su pequeño y a Leeteuk.

Era hora de buscar su significado.

- ¡Felicidades a la omma más hermoso del mundo! - volteó la cabeza al escuchar la voz de Kangin en la puerta, siendo recibido por Leeteuk.

Se acomodó, como un infante, para observar mejor como el pelinegro le extendía una flor roja al castaño, y este lo tomaba con una enorme sonrisa.

- Es hermosa, Kangin. Gracias. Te amo.

Se sobresaltó, su hyung sabía que era esa palabra. Se levantó con una sonrisa del sofá y corrió a él para que le aclarara, como siempre lo hacía. Pero sus pasos se detuvieron, estaba viendo en persona propia una unión de boca, suave y llena de, de, bueno el muñeco desconocía el ingrediente que faltaba.

Interesante.

- ¡Ya llegué!.

El brinco de Yesung fue evidente, y su caída también. Además la risa de Kangin no ayudaba.

- Yeye, lo siento, te asusté - el bajito dejó su mochila junto a la puerta y con un puchero de culpa, levantó al muñeco con ayuda propia -..perdón.

Lo sentía, pero era imposible controlar su tierna risa. No esperaba que Yesung se asustara. Y Kangin menos.

Yeye lo único que pudo hacer fue, al mismo tiempo que cruzaba los brazos, también arrugaba sus cejas, para negar después con la cabeza.

Sin duda algo emocionante.

- Bueno, ya basta - habló Leeteuk con una pequeña risa, tomando el hombro del muñeco - Vamos, Yeye. Acompañame a la cocina.

Con esas palabras empezó a seguir a Leeteuk, pero no sin antes entrecerrarle los ojos a los dos restantes.

- Es hermosa la rosa, ¿Verdad? - miró la sonrisa del castaño mientras colocaba la flor en su florero, junto con varias más. Asintió - ¿Sabes? El amor a veces no tiene explicación. Sólo se siente, es algo lindo que tú empiezas a sentir por otra persona, es imposible dar una definición exacta. Por eso yo no sé cómo demostrarle a Kangin cuanto lo amo, yo quisiera..

- Me lo demuestras siempre, Teuk. A cada minuto, a cada segundo, siempre lo haces. ¿Sabes qué es el amor? Es querer la felicidad de alguien mas antes que la tuya, es preocuparse por su bienestar, y muchas cosas más. Y yo, te amo con cada parte de mi ser.

El papel que tenia Yesung en su mano se arrugó conforme escuchaba las palabras de los mayores, las cuales las guardaba en un lugar especial. Sus labios se apretaron y, cuidando que ninguno de los dos chicos lo viera, tomó una rosa del florero, saliendo rápidamente de la cocina y así también del departamento de Leeteuk.

Entró al del menor, guardando la rosa detrás de su espalda al ver que se acercaba con una sonrisa.

- ¡Yeye!, ¿Qué crees?, hoy en la escuela, hice un..

Una hermosa rosa roja, junto con una dulce sonrisa, aparecieron frente al rostro del menor, interrumpiendo sus palabras.

Sus ojitos brillantes, sus mejillas levemente coloradas, y una pequeña pero tierna sonrisa, aparecieron en el rostro del menor cuanto tomaba la flor delicadamente.

- Es hermosa, Yeye. Gracias.

Pero la siguiente frase no llegó. Aún así, el muñeco no tuvo que borrar la sonrisa que tenía en su rostro, pues el fuerte abrazo con el que el menor lo aprisionaba era mas de lo que había esperado.

- Te quiero, Yeye. ¡Te quiero mucho!.

Y lo siguiente, lo hizo sentirse.....Especial.

Sí, especial.

El beso que Ryeowook había dejado sobre su mejilla, lo había hecho rebosar sobre todo el mundo su alegría. Él no se iba a quedar atrás.

Tomó la cintura del más bajito y, con todo el cuidado y delicadeza del mundo,

Le regaló un beso en la frente.

Mi Muñeco [YeWook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora