Take My Breath Away(Sebastian Bach) [PAUSADA]

Capítulo 18

Mientras las secretarias charlaban animadas, Charlize se mantenía distraída escarbando su comida con su tenedor mientras pensaba en él.

— Pero creo que alguien ha tenido mucho en que tener su mente ocupada, ¿No es así, Chazy? —comentó Olivia intentando traerla a la realidad.

— Si —respondió rápidamente—. Me han llegado las cuentas desde Canadá con unos números poco agradables. Estoy pensando en como comunicárselo a Sebastian.

— Sebastian, ¿eh? Pensé que para tí era el señor Bach —ironizó Clara—. ¿Me estoy perdiendo de algo? ¿Desde cuando lo tuteas?

Tantas preguntas la estaban agobiando. No contestó a nada más. Tenía sueño y si no pasaba bocado, el humor sería parte de su ánimo en un día de trabajo intenso.
Aún así necesitaba unas horas de descanso más que la de almuerzo que obtenía.
Cuando volvió de su almuerzo, se sentó en uno de los sofás sintiéndose más apesadumbrada que nunca. Jamás le había sucedido, sus párpados comenzaban a juntarse y pestañeaba rápidamente, se volvía a despertar de repente y otra vez cabeceaba despacio.
Subió sus piernas y se recostó en el apoya brazos con cuidado, ajustó su chaqueta a su cuerpo y se quedó profundamente dormida.
Sintió de pronto unas manos suaves que subían por sus piernas cubiertas con su pantalón de vestir. Acariciaron sus glúteos, su trasero, subieron por su cintura, tocaron su espalda y sus brazos para llegar a su mentón y mejillas y sentir la tibieza de esas caricias.
Sus ojos la miraban con deseo y ella lo sentía de esa manera aún teniendo sus ojos cerrados. Suspiró fuerte y lo miró, sonrió y él también lo hizo. Inclinó su rostro y por fin, Chazy estaba sintiendo otra vez sus varoniles labios tocando los suyos de manera suave, como solo él podía besarla.
Su lengua entró en su boca como un torbellino de lujuria y sus caricias fueron más fuertes. Enrrolló sus brazos alrededor de su cuello para besarlo con más pasión y desenfreno. Sebastian subió encima de ella. Ambos podían sentir el calor que sus cuerpos desprendían aún con la ropa puesta. En cuanto bajó a su cuello ejerciendo presión con sus labios, ella sintió como sus pezones comenzaban a endurecerse y quería que la tocara un poco más de lo debido. Soltó un gemido y él se apartó con prisa de encima de ella.
Al abrir sus ojos, Charlize se dio cuenta de que todo había sido un sueño, un apasionado sueño que ni siquiera llegaba a erótico y sintió culpa. Al mirar su reloj pulsera se dio cuenta que eran las cinco de la tarde, faltaba una hora para irse y en ese momento, Olivia entró a su despacho. Al no encontrarla en su silla, se volteó ligeramente hacia el sofá.

—Ah, ahí estás. Disculpa si te interrumpo, es que tienes que firmar unos papeles.

Se levantó un poco más relajada pero con más sueño aún. Cuatro horas durmiendo no le alcanzaron.
Estampó su firma en los papeles sin siquiera leerlos. Solo quería irse a casa y dormir hasta el día siguiente cuando podría estar más concentrada para fijarse en las cuentas que les habían hecho llegar los canadienses.
Cuando tomó la perilla de la puerta para salir, ahí estaba él. Sintió su piel erizarsele por completo y como un escalofrío recorría su espalda. De pronto, sintió la necesidad de colgarse de su cuello y besarlo como lo había hecho la noche anterior.

—Señorita Martens, disculpe, ¿ya se va?

Olivia salió con los papeles apretándolos contra su pecho sin hacer el más mínimo ruido. Chazy quiso llamarla para que no la dejara sola con él, pero no pudo emitir ningún sonido.

—S-si, si, de hecho. Pasé mala noche, quiero irme a dormir para estar más concentrada para mañana.

—Esta bien —ella lo miró extrañada, esperaba que le dijese que aún no terminaba el horario de trabajo.

Se dio la vuelta lentamente y fue por sus cosas. Sebastian la siguió despacio, como un depredador hambriento silencioso, con ganas de devorar entera a esa presa tan deliciosa ante sus ojos.
Miraba su cabello, sus manos tomar su abrigo y su portafolios, darse la vuelta y quedarse mirándolo, él ahí, parado ante ella con una enorme sonrisa en su rostro.