Take My Breath Away(Sebastian Bach) [PAUSADA]

Capítulo 19

Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza la gran ventana de la habitación de Charlize.
Al despertarse se sintió adolorida. No había dormido bien. Soñar con él le representaba más una pesadilla que un placentero sueño.
Al ver a través del cristal, se quejó de tener que ir a trabajar, para peor, estaba cerca del fin de mes, los informes tendrían que estar avanzados casi para ser terminados, pero por culpa de su sensual jefe, no podía mantener la cabeza en otra cosa que no fuese él, sus suaves y fogosos labios, en su cuerpo atlético que le robaba el aliento.
Sacudió su cabeza. Creía que iba a enloquecer, pero durante todo el tiempo en que se preparaba para salir a la empresa, él estaba en su mente.
¿Cómo podía dejar de pensarlo por unos cuantos minutos u horas? Buscó distraerse con música o las nefastas noticias que tanto despreciaba antes de irse a trabajar.
Estando en la calle se dio cuenta que por más de cuarenta minutos, Sebastian no había aparecido en su mente. Era mejor así.
En el trayecto, subida a un taxi, se dedicaba a mirar los escaparates de los negocios, algunas personas que corrían a buscar refugio, otras que salían a ejercitarse aún con el aguacero que caía sobre Nueva Jersey.
Suspiró y se dio cuenta de que no faltaba nada para llegar al Bach Company. «Sebastian» suspiró al recordar el nombre de su lugar de trabajo.
Bajó y corrió, igual que las personas que había visto antes, a buscar refugio y adentrarse en la compañía.
Muchos oficinistas sacudían sus paraguas en el hall de la empresa. Otros se servían un café humeante mientras platicaban antes de ir a sus atriles.

-Charlize... -escuchó a alguien que la llamaba antes de que tomara el elevador.

-Hola -saludó sin demasiados ánimos-, buen día.

-Si, buen día -miró hacia afuera haciéndole saber que no era uno muy bueno.

-¿Sucede algo?

-Si. Sé que estás muy ocupada, pero quiero invitarte a cenar.

Lo miró y por su mente cruzó como un fuerte flashback, la primera cita que habían tenído. Completamente desagradable. Buscaba alguna excusa con urgencia antes de escuchar cualquier otra cosa mientras él seguía dando detalles innecesarios sobre su vida.

-Podemos ir a donde tú quieras -le aseguró.

-¿A dónde yo quiera? -él asintió-. Pero... ¿Tu madre no...?

-No -dijo en un tono serio-. Me di cuenta de que no puedo hacerme cargo de ella. Ahora está con mi hermana en Memphis. Su esposo le hizo un cuarto para mi madre y pues, ella tiene más tiempo que yo para atenderla y hacerle compañía. El doc...

-De acuerdo -dijo interrumpiéndolo-. Pero solo será una cena, ¿si?

Derek asintió entusiasmado.
Chazy había notado que Derek había cambiado bastante en su aspecto. Su cabello lucía diferente y su ropa estaba más arreglada, ahora parecía otro hombre, uno elegante y cordial, pero eso no la hacía dejar de pensar en su jefe.
El celular sonaba incesantemente, una y otra y otra vez, hasta que cortaban y volvían a llamar.
Estaba boca abajo, su cabello le tapaba el rostro. Comenzó a despertarse despacio con una resaca que hacía sus estragos de una manera casi mortal.
Con pesadumbre, puso su mano sobre el móvil. No tenía un brillo excesivo en la pantalla, pero aún así sintió que la luz le daba directamente a los ojos como un reflector puesto frente a él a escasos milímetros.
A penas si pudo adivinar el botón para atender el llamado.

-Hola... -en su tono se notaba que aún continuaba ebrio- ¿Quién es? ¿Qué coño quiere?

-Buen día, señor Bach -la voz de Clara sonaba preocupada- ¿Se encuentra usted bien?

-¿Quién es? ¿Clara? ¿Qué...? -miró a su alrededor y a su celular para saber quién lo llamaba. Era su secretaria- Maldición. Clara, disculpa.

-¿Se encuentra usted bien? -volvió a preguntar sumida en paciencia.