Take My Breath Away(Sebastian Bach) [PAUSADA]

Capítulo 20

Quería aclarar sus sentimientos. Estaba más que distraída con la televisión encendida mientras su café se enfriaba en la taza que sostenía.
La miraba pero no prestaba la más mínima atención.
Temblaba de la sola idea de tener que presentarle la carpeta con el informe mensual. Verlo significaba el encuentro de sus emociones, un torbellino interno contra el cual debía luchar para que no dejarse llevar.
Para ella, hacerle caso al corazón, era estúpido y peligroso. Ya le había hecho caso en otras ocaciones y por eso ahora se dedicaba a distraerse pensando en Sebastian. Intentaba tener las ideas claras para saber si, a pesar de que su jefe fuese un mujeriego sin remedio, le convendría darle una oportunidad.
Miraba a través del gran ventanal del comedor para empleados. Parecía que jamás dejaría de llover, aunque fuese una mínima llovizna, el día era gris, parecía triste, ella, parecía confundida.
Sebastian miraba a través del cristal en su despacho. Su vianda con comida más saludable que alguien pudiese imaginar, no era lo que deseaba, pero debía desintoxicar su cuerpo de tanto alcohol. Recomendaciones del médico que lo molestaban, pero tenía razón, además, no quería sufrir de ninguna enfermedad que se pudiese prevenir.
Repasaba la conversación de la noche anterior. Tenía que buscar una excusa nueva para llamarla, o al menos avanzar y entablar una conversación que le permitiera conocer sus gustos. Si realmente quería conquistarla y que le correspondiera, era lo más «arriesgado» que podía hacer.
Al cabo de media hora, Chazy entraba a su despacho con una sonrisa radiante en su rostro. Llevaba el cabello suelto, estaba disimuladamente maquillada y jamás un traje azul se había visto tan bien en una mujer.
Sentía la necesidad de abrazarla y besarla hasta desmayarse por quedarse sin respirar. Todo lo que pensaba hacerle no era apropiado para el lugar donde ambos estaban.

-Buen día -dijo con voz temblorosa e insegura- He traído los informes -él sonrió.

-Buen día. Me alegra verte -extendió su mano para tomar la carpeta que ella le entregaba.

Se sentó detrás de su escritorio y la invitó a tomar asiento frente a él.

-¿Un café? -preguntó.

-Vengo de almorzar. Gracias.

-Insisto en que algún día tienes que aceptarme un café -dijo levantando la vista de los papeles. Char se sonrojó.

Miró las cuentas por unos cuantos minutos y torcía su boca, apretaba sus labios, pero no era por lo que veía en la carpeta, si no porque el perfume de la administradora, estaba enloqueciéndolo.
Un aroma dulce, que comenzaba a llenar el aire de la oficina. Si no se concentraba en los números, perdería la cordura y la arrastraría a uno de los sofá y le haría el amor como jamás se lo había hecho a nadie.
Sus manos temblaron por unos segundos, y bajó la carpeta casi de un golpe sobre el mueble. Ella lo miró preocupada, pensando que algo estaba mal con lo que creía que analizaba.

-Las ventas en Francia han subido. Canadá tiene algunos problemas, pero no es nada que no pueda aclararse en una reunión o una video conferencia -comenzó a alegar-. Los españoles dicen estar contentos con la inversión y que... -se detuvo al ver que le mostraba la palma de su mano en señal de que se detuviera de tanto hablar.

-Está todo bien. A mi ver -hizo una pausa. Estaba tratando de controlarse, su presencia lo estaba perdiendo, necesitaba poseerla- Hay... Habrá una reunión con los empresarios de Canadá. No se preocupe por ello, son cosas que pasan. La bolsa de Nueva York sube o baja, hay semanas buenas como malas. No es necesario que se preocupe por los números «flojos» de algunos de nuestros inversores.

Lo había dicho todo con claridad y no podía creerlo puesto que comenzaba a ponerse nervioso a punto de darle dos opciones: o que se fuera o no poner resistencia ni siquiera a su intento de besarla.

-¿Eso es todo? -preguntó Charlize en un tono de confusión. Él no entendía a donde quería llegar con esa pregunta.

-Si. Es todo -dijo finalmente-. Puede volver a su oficina.