RED DOOR [KyuWook]

Capítulo 10

"Nadie decide de quién enamorarse, no es algo que nosotros elegimos; enamorarse simplemente sucede y ni siquiera te das cuenta cuándo ni cómo, tú solo amas y ya."
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Seúl, 20 de Mayo - 1:00 PM.

Heechul iba manejando de vuelta a la cafetería con mucha tranquilidad, mucha; era tanta que sentía que se iba desesperando con cada segundo marcado en su reloj. Con alegoría miró al chico a su lado, Jaehyun, pero este iba con su cabeza apoyada en la ventana del auto, miraba a la calle y apenas y soltaba suspiros; al ver por el retrovisor a Ryeowook y a Kyuhyun, notó que cada uno iba a una distancia comsiderable del otro y que ninguno de los dos se veía a la cara, sino que miraban hacía lados opuestos

¿Cuán ridícula podía llegar a ser esa situación?

Hace rato los había visto abrazados muy amorosos, incluso se alegró un montón, pues pensó que Kyuhyun había logrado conquistar el corazón del pelinegro; Pero ahora todo parecía una película de drama americano. Suspiró y volvió su vista al frente, contó las rayas blancas del camino, luego los árboles, miró cuántos carros rojos, blancos y negros pasaban y trataba de adivinar si los condoctores eran mujeres u hombres, pero llegó un momento en que ya no lo resistió

-¡¿Se puede saber qué diablos les pasa a todos?!
Tú siéntate derecho y deja de lanzar suspiros—se dirigió a Jaehyun—no te has muerto aún, y ustedes dos - levantó su vista al retrovisor y dirigió sus palabras a Kyuhyun y a Ryeowook, este último hizo una mueca, pero después sólo suspiró - ¿Qué les sucede? ¿Por qué están tan raros? ¿Acaso no estaban allá atrás abrazados diciéndose cuánto se aman? Tontos...

-Hyung... -Kyuhyun intermedio por los dos, ya suficiente tensión sentía como para que el mayor estuviese hurgando en la herida. Se acomodó sobre su puesto y no miró al pelinegro ni una vez - lo que tienes que hacer es llegar lo más pronto posible a la cafetería.

Ryeowook no dijo nada; volteó su rostro sintiendo que sus mejillas le quemaban de la vergüenza que sentía. Hace varios minutos su mente le había pasado una mala jugada y eso sí que no se lo podía perdonar. Ahora resultaba que Heechul había dicho esas palabras tan abiertamente y él no quería nisiquiera recordar lo que había sentido cuándo vió a Kyuhyun en medio de semejante peligro. Respiró hondo y se cruzó de brazos, miró a Heechul por el retrovisor, pero cuando sintió el escrutinio meticuloso de este, volvió a girar su rostro hacía la ventana, pensando que tal vez el otro descubriría que se encontraba más que ansioso con el tema.

Heechul volvió a centrarse en manejar, movía su cabeza hacia los lados haciendo que su melena castaña clara se moviera también; bufó algo incomprensible y se dirigió a Jaehyun -esos dos son un caso perdido -soltó - debería simplemente contratar un psicólogo para parejas.

-Hyung, estás hecho un pesado -Jaehyun no iba del mejor humor posible, tenía los estribos hechos una mezcolanza,y sabía perfectamente por qué. No se sentía bien con la idea de que no hubiera podido tener ni siquiera una oportunidad con Kyuhyun. Este prácticamente le había dejado claro con sus acciones que jamás podría llegar a ser más que unos simples compañeros de trabajo, máximo amigos de esos que te encuentras en la calle en un día de verano y le preguntas qué tanto ha sido de su vida, para después despedirse y volver a sus caminos y vidas normales.

Se enojó, no quería eso para él y el castaño, le gustaba mucho; apenas lo vio supo que era alguien a quien quería para compartir, no sólo un momento agradable o un café, sino que él lo quería todo. Ahora, no podía aceptar que Ryeowook fuera una persona tan mezquina.

¿Quién era en realidad?

De lo que recordaba, todo el mundo lo criticaba por ser una persona tajante, fría, un tanto loco y según otros, alguien que daba miedo, puesto que solía reírse de sus propios chistes filosóficos que pocos entendían, además de amenazar con la mirada a quien se negaba atender. Eso sí, él no era nadie al que se le hubiese conocido un rumor de salir con alguien ni nada parecido, el único escándalo que tuvo fue ese loco rumor que habían esparcido por toda la universidad de que había tratado de quitarse la vida, algo que simplemente le pareció ridículo cuando lo escuchó.