<< -Te quiero.- le dijo mirando a sus ojos.
-¿Qué? ¿Es una broma?
-No lo es. Te quiero incluso creo que... te amo- repitió con voz firme.
-No es posible. Lo sabes ¿no?
-Nada es imposible. No cuando se trata de amor.
-Pero esta vez lo es. ¿Se te olvidó quién soy?
-Eres una persona, solo eso- pero él sabía a lo que se refería Karolina.
-Una persona, una persona que es la novia de tu hermano.
-Karo... -ella lo detuvo.
-No, Ezra. Lo que sientes por mí no es amor. Es una ilusión pasajera, no es real... se te olvidará en unos meses cuando conozcas a una chica bonita y agradable.
-Eso no lo sabes.
-Lo único que sé, es que amo a tu hermano.
-¿Lo amas? ¿Esa es tu forma de amar?... Olvida lo que te dije entoces. Siento incomodarte. Mejor me voy.
-¿Estarás bien?
-No lo sé. Supongo que el amor también tiene límite.
-Ezra... de verdad, lo siento.
-No más que yo. >>
■■■■
La luz de sol se cola por la traslúcida tela que cubre las ventanas, el calor inunda la habitación.Alessa está dormida a su lado, la ha observado dormir algunas veces pero hoy, verla así, con su larga melena regada por toda la almohada, lo ha ayudado a calmar sus pensamientos.
El sueño de esa antigua herida a surgido desde el fondo del mar de sus recuerdos. La cercanía de Ale mitiga esa lucha interna entre lo correcto y lo prohibido.
Ezra sonríe para sí mismo, una idea perversa se forma en su cabeza. Toma la colcha que cubre a Alessa y la coloca hasta taparla por completo, se acomoda para quedar cerca de ella y expulsa un gas desde sus entrañas.
El olor fétido no demora en llegar a las fosas nasales de la joven, inunda su pequeño espacio personal.
-¿Pero qué demonios?... ¡Qué asco!
Ella se remueve entre las sábanas intentando disipar algo del olor y respirar un poco de aire menos contaminado.
-Desayuno servido- Ezra ríe por su broma mientras mantiene la colcha en su sitio para que Alessa no escape.
-¡Déjame salir, idiota!
-Que desagradecida eres, Espermita.
-Cerdo asqueroso, suelta la colcha... ¿Qué demonios comes? No puedo respirar.
Ezra empieza a reír más fuerte, molestar a Alessa le resulta placentero más que cualquier cosa, el sexo con ella es genial pero molestarla es un plus.
-¿Qué cosa? Alessa... ¿Quieres más?
-¡No te atrevas, Ezdiota! Te vas a arrepentir.- ella se sigue moviendo bajo la pesada colcha
-No te escucho, Espermita. Bomba en cinco, cuatro, tres, do... ¡MIERDA!- el joven grita y suelta la cárcel de algodón que aprisiona a Ale.
Ella ha apretado sus partes menos nobles de una forma no tan delicada, levanta toda la colcha y se la lanza a él, se para rápidamente de la cama antes de que su némesis intente otra estratagema contra ella.
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Un No Tan Tipico Cuento De Amor
HumorAlessa y Ezra tendrán que descubrir sus sentimientos, enfrentar sus miedos, cerrar capítulos. El destino es una fuerza que no controlas, si algo debe pasar, pasará. Las elecciones que tomen los llevarán por un camino o por otro. ¿Están listos para...