William había pasado la mayor parte de la tarde en el entrenamiento, se duchó en las regaderas del equipo, usa la ropa deportiva de repuesto que siempre lleva después de un entrenamiento. Una camiseta negra y vaqueros lavados.
Envía un mensaje para avisarle a Luisa que está libre y vá hacia su casa, ella no tarda en contestar.
No pudo concentrarse en todo el día por estar pensando en ella, necesitaban hablar y habían estado esquivando el tema por semanas.
Le pide al taxista que lo deje una cuadra antes de su destino, toma un poco de aire y camina hasta llegar frente al portal de la casa. Solo necesita tocar una sola vez el timbre antes de que la puerta se abra.
Luisa corre a sus brazos y Will apenas tiene tiempo de atraparla. Acomoda las piernas de la muchacha alrededor su cintura.
La joven toma el rostro de su novio entre sus manos y acerca el suyo para acortar la distancia.
El primer beso es solo un delicado rose de labios, una bienvenida.
El segundo beso no es tan frágil como el anterior, se vuelve apremiante, exigente.
William camina con Luisa en su regazo hasta el sofá de la sala, se sienta y acomoda el peso de la joven encima de él. Apenas se da cuenta de la ropa que lleva puesta su novia, un vestido en corte A color amarillo.
En esa posición sus manos podían tocar la piel expuesta de sus piernas, suave y delicada piel sin explorar. Willian cortó el contacto de sus labios.
-Estás muy animada.
-Bueno, solo te extrañé un poco.
-¿Un poco?
-Un poco bastante.
William pasó una de sus manos por la mejilla de la joven hasta la curva de su cuello.
-Necesitamos hablar.
-Sí pero antes de eso ¿Tienes hambre?
-Un poco, no he comido nada desde el desayuno.
Luisa sonrió y se levantó del sofá, el joven la vió perderse por la puerta de la cocina durante unos segundos. En su regreso traía con ella un pequeño bote de chocolate derretido.
Retomó la posición anterior, sentada encima de él.
-Cierra los ojos.
-¿Qué?
-Cierra los ojos, por favor.
El muchacho cerró sus ojos, solo podía escuchar la respiración de Luisa y percibir el olor del chocolate mezclado con algo más que no pudo identificar al principio.
Respiró un poco más profundo, dejando que el nuevo olor llenara su olfato: Incienso.
Estaba a punto de preguntar cuando sintió el dedo de la joven deslizarse por su labio inferior, dejando un rastro de chocolate. Lamió su labio, comiendo el derretido dulce.
El dedo de la muchacha volvió a deslizarse por el labio pero esta vez pasó la punta de su lengua para retirarlo.
Ese acto le dejó un cosquilleo en la boca y sintió su respiración acelerarse. Un conocido calor se empezó a concentrar en la parte baja de su cuerpo. Debía parar antes de que se nuble su juicio.
Abrió los ojos y miró un poco confuso a Luisa.
-¿Qué intentas?- preguntó con el ceño fruncido.
-¿Te gustó?
-Es mejor que paremos.
-¿Por qué? Yo se que te gustó, lo puedo sentir.
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Un No Tan Tipico Cuento De Amor
ComédieAlessa y Ezra tendrán que descubrir sus sentimientos, enfrentar sus miedos, cerrar capítulos. El destino es una fuerza que no controlas, si algo debe pasar, pasará. Las elecciones que tomen los llevarán por un camino o por otro. ¿Están listos para...