La luz proveniente del baño despertó a Luisa, se removió en la cama intentando conciliar el sueño pero el sonido del agua corriendo no lo permitió.
Se sentó al borde de la cama, estirando su cuerpo. Había tenido una mala noche. El dolor de cabeza causado por el cambio de ligas de sus frenos no la dejó dormir plácidamente.
Faltaban dos horas para ir al instituto y su madre ya había despertado, podía esucharla moviéndose por la cocina.
Los progenitores de Luisa son médicos, su madre se especializó en cirugía reconstructiva y su padre en obstetricia por lo tanto no es muy común verlos en casa.
Estaba acostumbrada a la ausencia de ellos y al exceso de regalos para compensarla.
Tanteó con sus pies el piso en busca de sus pantuflas, las colocó con rapidez y caminó hasta el baño.
Gigi estaba sentada en el suelo junto al inodoro.
-¿Cómo te sientes?- al ver la piel pálida de su amiga se arrepintió al instante -. Fué una pregunta absurda, no contestes. Es obvio como te sientes.
-¿Tan mal me veo?- la voz de Gianella apenas era entendible, su garganta estaba irritada a causa de las arcadas.
-Horrible es quedarse corto. Dá la impresión de que pescaste un virus mortal y tu cuerpo está luchando contra la bacteria. ¿No te apetece morderme?
-Siempre haces referencias extrañas, Lui. No, nadie quiere morderte. Estoy segura que los zombies tienen mejores gustos.
-Conozco a algunos chicos que sí lo harían y no son zombies.- Luisa mueve las cejas y sonríe.
-Cierra la boca y ayúdame a levantarme.
Luisa tendió una mano a Gigi para que se sostuviera, caminaron fuera del baño hacia la cama.
Gianella se sentó con cuidado, seguía algo mareada. Estuvo toda la noche con malestares de ese tipo. Las náuseas y mareos no cesaban.
-¿Deberíamos ir al hospital? No quiero que mueras en mi habitación. Mi foto aparecería en los periódicos de la ciudad, todos se enterarían de que duermo con un pijama de abejas.
-No seas dramática, no moriré.
-¿Me estás escuchando? ¡Abejas! ¡Pijama de abejas!
-Cálmate, solo son los achaques del embarazo.
-Hablando de eso, has pensado en ¿cómo decirle a tus padres? No es como si pudieras ocultarlo durante nueve meses.
-Podría intentarlo.
-Claro, si preguntan por tu enorme vientre podemos decir que tienes gases o que engordas de manera peculiar. Ya sabes, en una sola dirección - empezaron a reír -. En serio Gigi, debes hablar con ellos o contarle a tu hermana.
-Se que debo pero tengo miedo, no sé como reaccionarán.
Tocó su vientre pensando en la nueva vida que se forma dentro de ella.
-Supongo que es normal tener miedo pero no estás sola, me tienes a mí, a Will, a tu hermana que estoy segura te apoyará y me tienes a mí.
-Te mencionaste dos veces, Lui.
-Sí y esa es la mejor parte. Deberías mostrarte más agradecida, no cualquiera puede tenerme.
Gigi sonrió ante la ocurrencia de su amiga.
-Cuanta benevolencia su majestad. Ahora cuéntame por que no has hablado con Will. No creas que no lo noté, querías que durmiera en tu casa para evitarlo.
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Un No Tan Tipico Cuento De Amor
HumorAlessa y Ezra tendrán que descubrir sus sentimientos, enfrentar sus miedos, cerrar capítulos. El destino es una fuerza que no controlas, si algo debe pasar, pasará. Las elecciones que tomen los llevarán por un camino o por otro. ¿Están listos para...