-He preparado pato a la naranja y un poco de ensalada. No estaba seguro de que te apetecía cenar.- dice Ezra mientras deposita los platos en la mesa de su departamento.
-No sabía que cocinabas. ¿Hay algo que no sepas hacer? Porque esto se vé delicioso.- la joven de cabello oscuro le regala una sonrisa coqueta.
-Bueno, tengo algunos trucos que te puedo enseñar después de la cena- el hombre sonríe -. Al menos que quieras que adelantemos el postre.
Ezra sostiene la mirada de su acompañante, es un truco que sabe que las desarma.
La gran variedad de noches de extasis corporal le han enseñado las preferencias de las damas.
-Creo que quiero el postre... Ahora.- se acerca hasta la silla que ocupa Viridiana y la atrae hacia él.
-Es muy astuta señorita Sanders.- ella sonríe, pega su cuerpo lo suficiente para que sus labios se toquen.
El contacto de una piel nueva funciona como un afrodisíaco. La expectativa de descubrir, aprender y sorprenderse en el proceso ponen sus sentidos al límite.
La necesidad de la serotonina que libera su cerebro durante esos encuentros es lo que lo lleva a buscar aventuras temporales. Una medicina para su pasado sin satisfacción completa.
Solo un bucle de placer adictivo. Entre más tienes, más quieres.
Rompe el contacto entre ellos y enlaza su mano con la de ella encaminandose a su habitación.
Toma el rostro de la dama y la besa otra vez, llevándola hasta la pared mas cercana. Está atrapada entre el muro de concreto y el cuerpo de él.
Viridiana desbotona la camisa de Ezra, posando sus manos sobre el pecho, viajando hasta el cinturón de sus pantalones.
La temperatura va en aumento y la ropa empieza a sobrar quedando prenda a prenda en el suelo.
Viridiana empuja a su compañero a la cama acomodandose encima de él, es una joven hermosa. La lencería es lo único que oculta partes de su cuerpo sin dejarla totalmente expuesta.
Ezra pasa sus manos por la líneas de la anatomía turgente de la joven, cierra los ojos absorbiendo la delicadeza de su piel pero un rostro lo detiene, gravado dentro de sus párpados en medio de la oscuridad divisa una cascada de cabello castaño.
Las imagenes de Alessa se amontonan una tras otra dentro de él. El encuentro de la noche anterior, la voz musical de ella opacada por el placer, el agua corriendo por su espalda en la ducha le cortan la respiración.
Se sienta en la cama quedando de cara a Viridiana, totalmente sorprendido.
-¿Estás bien?- pregunta la joven.
Ezra no sabe que respuesta dar a una pregunta que es tan simple y complicada al mismo tiempo. ¿Estaba bien?
La cama no es un buen sitio para él, no cuando aún tiene el olor embriagador de Alessa. Levanta a Viridiana junto con él y la lleva hasta un sillón que está junto a la ventana de la habitación.
Besa con más impetu a su compañera, deseando borrar esas imagenes y perderse. Lleva su mano hasta la cintura de de la joven, bordeando con un dedo el delicado material de la ropa interior hasta llegar al monte de venus.
El cuerpo de Viridiana se tensa al sentir el movimiento de la inquieta mano de Ezra. Su pulgar hace pequeños círculos en su clítoris mientras su dedo medio la castiga por dentro.
Los gemidos escapan de sus garganta mientras mueve las caderas para acompañar las caricias de Ezra.
-No puedo más...- pronuncia Viridiana en un susurro.
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Un No Tan Tipico Cuento De Amor
HumorAlessa y Ezra tendrán que descubrir sus sentimientos, enfrentar sus miedos, cerrar capítulos. El destino es una fuerza que no controlas, si algo debe pasar, pasará. Las elecciones que tomen los llevarán por un camino o por otro. ¿Están listos para...