Capítulo 2: ¿Comienzan los problemas?

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Se acabaron las clases por hoy, bajé con Derek y me dijo que los alquilados que vivían en su casa ya se habían ido y volverían a ella. Este día para ser el primero de todos había sido el mejor sin duda. Reencontrarme con Derek, ahora encima vuelve a ser mi vecino, esto iba a ser interesante...

Cuando llegué, lo primero que hice fue ir a darme un baño relajante, hacia frio a ratos y me gustaba escuchar música mientas me bañaba, así de esa manera pensaba y recordaba. Salí, me cepillé el pelo, me puse la espuma y me acordé que me había dejado la ropa encima de la cama. Muy bien ____ me dije a mí misma. Abrí la puerta para dirigirme a mi habitación, estaba sola en casa y aproveché para bañarme en la bañera de hidromasajes y no en la de mi habitación que en cambio, no tenía. Entré rápido porque hacía mucho frio, "es normal si acabas de salir de la bañera y vas con una toalla, lista" Mi conciencia habló, os presento a mi amiga conciencia, siempre ahí en los momentos menos necesarios, notese mi ironía. Fui al armario, estuve mirando que ropa ponerme  y al girarme ya con la ropa en la mano, me encontré con Derek, sí con Derek. ¿QUÉ NARICES HACÍA EN MI HABITACIÓN?

-¿Pe-pero que haces?- le pregunté enfadada y un poco desconcertada mientras temblaba del frio que tenía.

-Vine a verte como hacíamos antes, ¿te acuerdas?- me preguntó mientras me besaba mi mejilla.

-Claro que me acuerdo, tu siempre estabas aquí cuando necesitaba a alguien a mi lado, nos lo pasábamos genial- le respondí con todos los recuerdos en mi mente hasta que me acordé que solo llevaba una toalla porque había salido de la ducha.

-Mmm… Derek, ¿puedes salir un momento de la habitación? ¿O tengo que cambiarme delante tuyo?- le pregunté sarcásticamente.

-Haber… ¿Yo si tu quieres te ayudo?- me preguntó sonriendo con una mirada pícara en su rostro.

-Idiota, no me hace gracia, ya puedo sola- le dije mientras lo empujaba fuera.

Se hizo tarde, estuvimos hablando y riendo como cuando éramos pequeños, estabamos en mi habitación mientras veíamos las fotos que tenía por la habitación de nosotros dos y mi madre llegó, sobre las ocho de la tarde e invitamos a su madre a cenar. Su madre había cambiado bastante, antes era más atenta, mas amable con Derek, más ella, pero desde que se divorció no era la misma.

Mi madre preparó una cena riquísima, pollo con almendras, era un poco formal, pero a mí me encantaba. Cuando su madre llegó nos sentamos los cuatro. Derek al lado mío y su madre y la mía en el otro lado juntas. Estubieron hablando de que habían hecho estos últimos años, toda la cena fue fantástica hasta que recibí una llamada al móvil... ¿Quién narices sería a estas horas?

-¿Sí, quién es?- pregunté extrañada mientras me levantaba con permiso de la mesa para hablar a solas.

-Mira chica no se qué vas diciendo de mí pero cállate por que te las verás conmigo ¿vale?- dijo una voz femenina chillando como una loca.

-Oye, mira, no soy tonta, se quién eres y como no pares ya de hacerme la vida imposible, acabarás mal, porque ya no te aguanto ni una más. ¡¿ENTENDISTE?!- le chillé y colgué sin dejarla responder.

En ese mismo momento empezaron a entrarme mensajes de Tina, sí de la chica que antes me llamó. Empezó a culparme de cosas que yo no había ni dicho, ni hecho. Esta chica llevaba fastidiándome desde el verano pasado y ya no aguantaba más, me había quitado a casi todos mis amigos, me había chillado en medio de los pasillos, ya no tenía más paciencia.

Corriendo subí las escaleras y entré en mi cuarto, me acurruqué encima de la cama y me eché a llorar, no sé que me estaba pasando estos días, pero solo lloraba y lloraba en mi cuarto, o en el baño e incluso más de una vez escapé por la ventana y me fui a pasear por las frías calles de Londres para que nadie me viera así.

-¿____? ¿Estás bien?- susurró Derek entrando a mi habitación. La luz estaba apagada y no sabía que yo estaba llorando como una niña pequeña.

De repente mi colchón se hundió a mi lado derecho y noté como las manos de Derek me rodearon y me abrazaron. Derek podría ser el chico más tonto, inútil, odioso, y bipolar que había conocido en mi vida, pero era el más tierno, simpático, amable, guapo y sensible, siempre sabía qué hacer en estas situaciones, por eso era mi mejor amigo al que no cambiaría por nada.

-Gracias- susurré mientras seguía llorando desconsoladamente.

-¿Qué ha pasado?-preguntó sorprendido por verme de esa manera, tan triste, tan dolida, llorando.

-Lee to-todos lo-los mensajes- le dije casi sin poder decir palabra.

Mientras el leía los mensajes, vi como apretaba la mandíbula y cerraba los puños, en sus ojos veía rabia. Volvió a abrazarme y colocó mi cabeza en su pecho, empezó a acariciarme el pelo y vi como me miraba con ternura. De golpe en mi estómago comencé a notar un cosquilleo “Te estás enamorando de Derek” escuché decir a mi conciencia. ¿Sería verdad? NO. Derek es mi mejor amigo, ya está. “Lo que tú digas, pero tu estomago no dice lo mismo” Shhh. Creo que ya necesito un psicólogo, estaba hablando con mi conciencia, eso no era muy normal…

-____…-dijo haciendo una pausa- ¿quién es la chica que te mandó estos mensajes?

-Tina- le dije seca- esta chica me está molestando desde el verano pasado. Algún día la mato y muere de una vez por todas y deja de molestar a todo el mundo.

-Mañana se va a enterar- me dijo mientras dejaba el móvil en mi bolsillo.

-No, déjalo, si total prefiero tener pocos amigos a tener muchos y que todos sean unos falsos.- le dije secándome las lagrimas- además, te tengo a ti- le dediqué una sonrisa tierna.

-Siempre me tendrás a tu disposición, no lo olvides- dijo tiernamente pero luego de eso me guiñó un ojo y puso esa sonrisita que podía cuando sus pensamientos eran sucios.

-Imbécil…- dije mientras una pequeña risa salía de mi boca.

-Es broma ____…- dijo ahora incorporándose mejor a la cama- enserio, siempre me tendrás contigo, ahora va sin segundas.

-Bien- se me escapó otra sonrisa.

-Eso quería- dijo y yo puse cara de extrañeza- quería que sonrieras, no quiero verte triste…

Me levanté y fui al baño a lavarme la cara, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Derek seguía parado encima de la cama, en ese momento me acordé cuando teníamos unos 13 años y sus padres se divorciaron. Siempre venía a casa y lloraba, se echaba la culpa del divorcio, siempre nos apoyábamos el uno al otro y ahora mismo era él quien me consolaba y estaba conmigo.

Salí del baño y me senté en la cama con la cabeza apoyada en las rodillas, quería seguir llorando, ¿Por qué no paraba ya de llorar?

-____, ¿te acuerdas cuando una vez que vine a tu casa, subimos las sillas del salón, tiramos el colchón en el suelo y pusimos una sabana por encima haciendo que era una cabaña?- me preguntó mientras me secaba las lagrimas con sus pulgares y recordabamos el momento.

-Claro, éramos tan pequeños, no nos teníamos que preocupar de los problemas, éramos unos pequeños inocentes que solo queríamos jugar y jugar hasta que anocheciera- le dije acercándome más a él.

-Añoro esos tiempos- me dijo tiernamente mientras nos mirábamos fijamente a los ojos.

En ese momento, me acercó más a él, no había casi espacio entre nosotros, ese roze comenzaba a ser peligroso, pero no, me abrazó y me abrazó de una manera especial, no puedo ni describirlo con palabras. Estuvimos como unos cinco minutos abrazados, no quería que nunca se acabara, no quería que nunca me soltara, me sentía protegida entre sus brazos.

-Deberíamos bajar- dijo Derek sin soltarme- se estarán preguntando qué pasa.

-Sí, será mejor bajar- dejamos de abrazarnos y nos levantamos de la cama, Derek me puso el brazo por el hombro y me susurró a la oreja.

-Nunca volveré a irme.

Roba mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora