[ 39 ] ~ Estás aquí

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ー     Daremos inicio a los partidos de exhibición de los clubes deportivos de la universidad de Tokyo. Comenzaremos con el partido mixto del club de voleibol. Por favor demos la bienvenida a los equipos.

Todos aplaudían y mis nervios estaban por el suelo. Ambos equipos nos formamos bajo la red y estrechamos nuestras manos en forma de saludo. Oikawa se alarmó al ver mi mano disfrazada de momia y ni bien le tocó saludarme me cuestionó.

ー   ¿Qué te pasó?

No la estrechó, sino que posó sus manos sobre la mía como si estuviera refugiándola con cuidado.

ー   Nada que me impida aplastarte.

Sonreí desafiante, restándole importancia a su preocupación.

ー    Haré que te tragues tus palabras, niña.

Gruño entre dientes y yo sonreí burlona. El nivel de competitividad que existía entre nosotros dentro del voleibol era extrema. No nos perdonamos ni una sola. Somos completos enemigos dentro de la cancha y ambos adorábamos eso.


(...)

ー    ¡FUERA!

Grite al ver la potencia con la que había sacado el desgraciado de mi amigo. Y acerté. Creo que si ese balón le da directo a alguien en la cara, lo mataría.

ー   ¡Lo siento!

Gritó apenado agarrándose la cabeza.

ー   ¡Perdedor!

Carcajee cabreandolo más.

Envidio su fuerza, él realmente es increíble. Su equipo lleva la ventaja, pero nosotros le vamos pisando los talones.

Era turno de nuestra bloqueadora central de servir. La rotación nos daba un ataque del cien por ciento, tenemos que quebrar la puntuación ahora o estaremos en problemas.

ー     ¡Haz lo tuyo, Akaashi!

Gritó el setter y me colocó el balón para pasarlo al otro lado. Puede parecer sencillo pero no lo es. Cómo libero tengo muchas restricciones y a la hora de usar este ataque tengo que tener muchas cosas en cuenta como: saltar desde atrás de la línea de ataque, elevar el balón con mis dedos sin sobrepasar el borde superior de la red.

Todo dependía de una perfecta coordinación ¡pero el maldito de Oikawa lo rechazó! Y no de la mejor manera. Sobre la red me devolvió el ataque como si nada y por inercia lo rechacé con mi mano vendada. El dolor que sentí fue insoportable. El rebote llevó a que el balón golpee la red y caiga delante de mis ojos, sin poder hacer nada.

El pitido del silbato les dio el punto y quede arrodillada en el suelo totalmente paralizada al ver que en el vendaje se comenzaba a transparentar sangre. Creí que el enfermero la había ajustado bien, pero tanto juego debió haber despegado la parte del corte. Todos se quedaron mirándome preocupados. Y un Tooru sumamente asustado y culpable se agacho frente a mí sin saber qué hacer. Mi entrenador, que ahora mismo estaba representando al equipo contrario, pidió el tiempo fuera. La jugada estaba terminada así que me mandaron a la banca por unos momentos.

Volver A Empezar | Haikyū! (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora