C∆PÍTULO 16| Cazada.

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Yo Jodie Croft, admito que nunca me había sentido tan jodidamente culpable y tan jodidamente miserable. Me siento peor que un excremeto. Como la peor persona del mundo. Había roto el corazón de propablemente el amor de mi vida, y sé que diréis que ni siquiera lo conozco. Pero jamás en tan poco tiempo, una persona se ha adentrado dentro de mi, haciendo un huequecito ahí en mi interior, en el interior de mi corazón, y soy un monstruo por haberle herido así. Y haberle perdido.

—Estaba borracha. —repliqué cruzándome de brazos.

Él me miró apretándo la mandibula.

—¡Ah! ¡Eso lo explica todo! —dijo medio gritándo.

Estaba herido. Y bastante enfadado.

—¿Por qué eres así conmigo? ¡No hicimos nada!

—¿Qué no hicistéis nada? —preguntó riéndo cínicamente —¡Tienes un puto chupetón en el cuello, Jodie!

Impulsivamente me llevé la mano al cuello.

—¡Eres una zorra! —insultó.

—¿¡Quién te crees tú para decirme con quién o no puedo liarme!? —Estallé roja de la rabia —¡Por lo que yo sé, no eres mi novio, Josh!

Eso lo desencajó. Se desinfló por completo.

—Tienes razón —dijo más relajado. —Adiós —se despidió caminando pesadamente lejos de mí.

—¡No! ¡Josh! ¡Por favor! —empecé a sentir lágrimas en mis ojos. Y un nudo en la garganta.  Lo seguí.

Joshep se paró dándome la espalda.

—No te acerques. Se acabó.
—suspiró.

El nudo se subió a mi garganta y el estómago me estaba dando puñetazos.

Haciendo ademán de marcharse le sujeté del brazo. Se paró en seco y me miró por encima del hombro.

—Suéltame. —dijo con los dientes apretados.

—No. —me negué. —No quiero perderte.

¿Cómo iba a perder a la persona que todavía ni había encontrado?

Eso hizo descolocarlo bastante porque ví brillo en sus ojos.

Él no dijo nada pero relajó sus músculos.

—Aléjate de mi, Croft. O te mataré yo mismo. —amenazó.

Y lo recordé.

Él había asesinado a personas y había quitado vidas. Pero, también, ha salvado muchas otras. Pensandolo bien, es un héroe y no un asesino. Mata experimentos que han inventado un estúpido Clan.

—No me matarías —le reté.

Él se deshizo de mi agarre y envolvió su mano en mi cuello.

—Esto no es ningún juego.

Empecé a temblar como un chihuhua pero no dejé que él sintiera el miedo que estaba experimentando.

—Hazlo —confirmé —Mátame. Adelante. Llevo un mes pensando en que no es necesario vivir aquí, que nadie me necesita. Y no puedo vivir sin mi hermano.

Josh apartó sus manos como si mi cuello le quemara y me miró dolido.

Gruñó.

—Desaparece. —dijo ya caminando hacia no sé donde.

Me quedé parada sin saber que hacer, con la respiración agitada.

Se está marchando...

Sentí mi cara húmeda, me acaricié la mejilla, solo entonces me di cuenta de que estaba llorando.

MI DULCE DESASTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora