C∆PÍTULO 22

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Bienvenidos a la mente oscura de Josh

Bienvenidos a la mente oscura de Josh

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Joshep.

Estaba tirado en la cama cuando el mensaje de Jodie me desconcertó tanto que me quedé congelado sin saber que escribirle, ¡yo! que me envuelvo mejor en las letras que un literario.

Dios, esta chica es tan diferente a Rebeca...

¿Cómo puede hacerme elegir entre ella y Rebeca?

Es de locos.

Así que me recuesté en la cama y empecé a pensar. ¿Qué pasaría si Rebeca está ahí en ese Clan esperándome para rescatarla? O ¿qué pasaría si ella me odia por no ser valiente y no haberme enfrentando a todos para salvarla? ¿O qué pasaría si ella ya está muerta?

Como siempre no podía conciliar el sueño, estaba seguro de que amaba a Rebeca, la quería es más, siempre me llegó al corazón, pero... ¿Con Jodie? Todo era diferente, hasta respirar, andar, abrazarla e incluso besarla era diferente. No podía compararlas. Eran como agua y aceite.

Y ahora tanto escribir sobre amor, creyendo en que estaba enamorado, llega esta niña, y la poesía me explota en la cara.

Me froté las sienes, este frenesí tenía que acabar.

Me levanté de la cama, cogí mis cuchillos y la pistola y emprendí mi viaje al Clan. A encontrar a Rebeca.

La noche era lluviosa, me enfundé la capucha y todas mis herramientas en el cinturón y en mi bolsillo de atrás, evitaba mirar a los demás a los ojos, porque a veces, pueden averiguar el monstruo asesino que soy.

Yo no quería que Jodie se metiera en este mundillo conmigo, pero no podría evitarlo. Ella llegó a mí, en el momento en que su hermano murió en sus manos. Yo lo maté. ¿Qué iba a hacer? ¿Dejar que su hermano mayor metiera las pastillas en la tarta de cumpleaños de la niña rica?

Esa niña rica tiene nombre, sueños y ojos azules que me miran con tanto sentimiento que asusta.

Puta lluvia.

Encontré el almacén del famoso Clan después de llevar una hora y media andando, estaba mojado de pies a capucha.

Había dos guardias y cámaras en la entrada; esto ya lo he hecho antes.

Me metí detrás de una de las cajas y apunté a una de las cámaras, no sin antes silenciarme la pistola.

Bingo.

Una cámara menos.

Volví a darle a la siguiente cámara y ésta quedó eliminada.

Ahora, lo difícil.

Matar.

-Por ella, hazlo por ella. -me susurré a mis adentros.

Y no sabía si lo hacía por Rebeca o por Jodie.

MI DULCE DESASTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora