¡Hey, tú!
Sí, sí. Tú.
La que está leyendo esto ahora mismo, ahora que he captado tu atención, quiero que sigas leyendo. Sí, no pienses en la cara de tonta que se te está quedando leyendo. Seguro que eres hermosa.
Una pregunta, ¿quieres seguir con...
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Y...Lo vi, lo vi pero no con los ojos, sino con mi corazón y con mi alma, vi su estatura y su pelo revuelto, vi sus bonitos ojos que transmitían demasiados sentimientos para una boca tan callada, pero cuando hablaba, cuando sólo me hablaba a mi, el mundo se paraba. A veces te encuentras con personas que son poemas sin palabras.
Imágenes y fragmentos llegaron a mi mente.
La primera vez que lo vi, yo estaba tan rota por mis amigas perdidas, mi hermano muerto y Daniel con otra. Él me salvó.
Lo recordé todo, porque Josh, era «mi persona especial»
—Josh...—susurré en medio del pasillo oscuro.
Me preguntaba si él seguía enfadado conmigo, por enrrollarme borracha con Will. Dios, algo imperdonable. Puede que él nunca lo haga y nunca pueda volver a besarlo.
Josh se acercó a mi en dos zancadas.
—Te han lavado el cerebro y recuerdas mi nombre. —me cogió la cara entre sus manos. —No sé cómo...—lo interrumpí, plantándole un beso en los labios.
Cuando me despegué, coloqué mis manos sobre su pecho.
—Joshep, eres «mi persona especial» y mi vida entera. —sonreí pegada a sus labios.
Él sonrió también y me devolvió el beso.
Estaba tan feliz.
Olvidaba tener esta sensación de alivio y tranquilidad y solo preocuparme por sonreír.
No sé como en tan poco tiempo, este tío se ha metido tanto en mi corazón.
Daniel lo rompió, y Josh lo está cosiendo de nuevo.
Cuando dejamos de besarnos el pone sus manos alrededor de mi cintura.
