Capitulo 4: Imposible.

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IMPOSIBLE



Para ambos fue dificil y doloroso contemplar el cuerpo magullado de su pequeño y único hijo, que postrado en una cama, se rodeaba por varias maquinas que emitian toda clase de sonidos y luces intermitentes. Así mismo, la delgada bata azul que usaba y dejaba a la vista algunas vendas y curitas. Un cardenal del tamaño de su ojo adornaba la parte frontal de su cabeza, y su cabello, ahora oculto por una venda, creaba un sinuoso bulto.

Con ojos curiosos y sutilmente opacados por el desastre de su cuerpo, Naruto los veía a ambos en silencio, tratando inútilmente de articular las palabras que pugnaban por salir de su boca. Pero era dificil. La anestensia que aún circulaba por su sangre entorpecia su lengua, y el dolor articular de los músculos de su mandíbula era incómodo.

Naruto parpadeó, arriesgandose a sufrir un punzante dolor en la boca.

—Ellos.... —musito debilmente, aún no tenia las suficientes fuerzas para terminar una sencilla y corta frase. Pero los sedantes, por fortuna, ya estaban por terminar con sus efectos. — como... 

El galeno, al percatarse de que su paciente preguntaba por sus padres, decidió prudente acercarse al muchacho que descansaba en la cama. Y pensó que, los dos adultos a su derecha, estaban muy sorprendidos por el estado semiiconciente de su hijo.

—Veamos. —Se aclaró la garganta antes de proceder a las preguntas.— ¿Sabes quienes son ellos? —señaló a la mujer y al hombre.

El menor supo que se refería a las dos personas adultas que hace un momento habían entrado a la habitación. Achino sus ojos un momento, intentando identificar a las dos personas. Pero sus ojos no parecieron entreabrir un brillo de reconocimiento. Al contrario, de pronto se notaba distraído y desinteresado.

—N-no...

Kushina casi estuvo a punto de caer desfallecida por esa respuesta, si no hubiera sido gracias a los ágiles reflejos de su marido. Minato se apresuro a sostenerla por los hombros, antes de que sufriera algún desmayo.

El también estaba mal, muy mal. Primero con la tragedia que estuvo a punto de acabar con la vida de Naruto. Después con la pérdida del bebé, y ahora con las repercusiones de lo sucedido.

¿Que clase de monstruo le haría eso a su hijo? Naruto no tenia la culpa de nada. Era bueno, alegre, optimista y no se metia en problemas desde hace muchos años. ¿Porque entonces alguien le haría tanto daño si su hijo era un pan de dios? ¡Era injusto! Y totalmente reprochable que existiera ése tipo de personas.

Ésto era muy dificil para ellos. Pero tenían que ser fuertes, ya que Naruto los necesitaba de ahora en adelante.
—Tranquilos.— continuó el galeno, entendiendo de pronto que la familia estaba muy afectada. —En pocos casos la perdida de memoria es absoluta y definitiva. Es posible que empiece a recordar con el paso de los dias, talvez semanas. —pauso un momento— Lo mejor será llevarlo con un neurólogo para saber si sufrió algún daño cerebral. Por lo pronto, les dejare a solas con el joven. —se dispuso a retirarse, pero antes dio una recomendación. —: Solo díganle quienes son. No queremos que se altere si le sobrecargan de cosas que no recuerda.

Ellos asintieron, agradeciendo en silencio.

Cuando se vieron solos, los tres permanecieron en un silencio que apenas era salvarguado por los pitidos de la máquina. Naruto había perdido el interés en ambos adultos, y se entretenia mirando la puerta por la que el otro hombre había salido.

Pero no negaba que se sentía incomodo al estar acompañado por esos desconocidos.

A pesar de su amnesia temporal, sentía la necesidad de preguntarles quienes eran y porqué estaban allí, con él.

ENGAÑO [SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora