Capitulo 11: DISTORSIÓN (Parte I)

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ENGAÑO
DISTORSIÓN


Estaba parado en medio de todo. El calor, intenso, abrazador, casi insoportable, le estalló en toda la cara. Pudo haber quedado ciego, pero eso fue lo menos que le importó. Sus ojos estaban clavados en el punto mas llameante de todo el fuego que se expandia por el techo, por las paredes, las ventanas, las puertas...

Todo se consumia con rapidez.

Y lo único que podía oír eran los gritos.

Los gritos de los niños que estaban adentro, quemandose lentamente, resultado del incendio que se había producido desde hace tiempo.
Quería vomitar.
Porque allí estaba su familia. Sus amigos. La única persona que lo había cuidado como si ésta fuera su propia madre. Las únicas personas que no lo habían rechazado, a pesar de ser un marginado, a pesar de ser un niño travieso y entrometido.

—¡Dejame! ¡Dejame ya!

Iba a ayudarlos como sea.  Iba a entrar por esa puerta que amenazaba con caerse abajo. Iba a arriesgarse para sacarla. Iba a hacerlo, sino fuera por los dos brazos fuertes que lo retenian en el suelo.

—!Olvidalos! ¡Ya están muertos! ¿¡No lo oyes acaso!? ¡Ya están MUERTOS!

—¡NO! ¡CALLATE Y SUELTAME AHORA MISMO!

Por mas que pataleaba y golpeaba al sujeto que le tenia aprisionado en contra de su voluntad, no pudo liberarse. Esa vez maldijo no ser lo suficientemente fuerte para enfrentarle. Si hubiera podido soltarse, empujarlo y alejarlo, talvez, solo talvez, hubiera podido salvarla.

Pero no.

No pudo.

Para cuando llegaron los bomberos, la casa ya no ardia como al principio. El techo se había caído por completo. El fuego había devorado todo lo que encontraba a su paso. El humo ascendió hasta el cielo, formando una nube negra que se confundia con la negrura de la noche.

Y dolio. Dolio mucho.

Cuando el individuo a su espalda aflojo el agarre que lo tenia encadenado, cayó de rodillas sobre la tierra y cerro los ojos. Arraño la tierra con ambas manos, apreto los dientes para no gritar ni llorar.

No lo logro.

Grito, grito con todas su fuerzas. Grito hasta que se rasgo su garganta. Grito hasta que no le quedaron las fuerzas. Grito hasta que se ahogo en lagrimas de dolor y rabia.

Gritó hasta que le dieron un golpe en la cabeza. Y automáticamente, todo quedo oscuro.

Ese día murió su madre. Sus amigos, casi hermanos. La única familia que conoció.

Desde ese día no volvió a ser lo mismo.

Había muerto con ellos.

Recordar viejos tiempos no le hacia ni pisca de gracia. De hecho, cada vez que soñaba con ese suceso tan lamentable, su garganta se cerraba y su primer impulso era romper todo lo que tuviera por delante. La ira y la rabia que sentía lo hacían actuar de forma violenta, casi igual a una bestia que no puede controlar sus instintos.

Y eso no era bueno, porque si quería vengarse, tenia que optar por la lógica y el razonamiento. Ya habría tiempo para llorar por los muertos. El tiempo valia oro, las cosas no se hacían por si solas, y ademas, tenia mas responsabilidades.

ENGAÑO [SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora