9.2

115 13 0
                                    

-¿Un baile con mi prometida?- sugirió Thomas sin dejarme posibilidad de elección.

Tomó mi mano y me dirigió hacia el centro del salón y comenzamos a bailar. Noté que tenía ciertas dificultades en coordinar sus piernas y más que un par de veces corrí las mías para evitar algún que otro tropiezo.
Luego de tres bailes, Thomas se encontró con un antiguo amigo y aproveché para retirarme con la excusa de ir por un refresco.

Me encontraba un poco abatida. Tanta gente, todos felicitándole o preguntando por la boda, siendo este el último tema del cual quería hablar.

Dejar(te) ir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora