Capitulo 19: Regalos.

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~ELIZABETH~

Abrí lentamente los ojos. Me gire hacia mi derecha, Mia estaba tumbada en la cama de al lado con su típica postura de estrella de mar.
Me levante y abrí la densa cortina que tapaba la ventana. Un montón de luz entró, haciendo que Mia gruñera y se tapara con la manta.
Era unas vistas preciosas, se podía ver el campanario y las alegres calles llenas de gente. No pude evitarlo, abrí la ventana, me asomé y Respire hondo, haciendo que mis pulmones se llenarán de ese aire tan puro que me proporcionaba la energía que necesitaba. No la cerré, haciendo que la brisa llenará de su dulce aroma la habitación.

Me dirigí hacia Mia, estaba envuelta en las sabanas, y escondidas entre las almohadas. Parecía una pelota. Empecé a moverla sutilmente pero no se despertaba. Agarre las mantas y tire de ellas haciendo que la destapara por completo. Lo sé soy muy mala por las mañanas.

Ella se levantó y arrugo su nariz.

-¿Enserio?, déjame descansar de una vez- me dijo volviéndose a meter a la cama.

-De eso nada- conteste rápidamente cogiéndola de la muñeca para que no se tumbara.

Su pelo rizado estaba alborotado, y sus ojos me miraban con molestia.

-Está bien, está bien, me levanto, pero suéltame pasada. Dios lo que tengo que soportar- habló poniendo los ojos en blanco.

Una sonrisa se reflejó en mi rostro.

Fuimos a prepararnos, quería salir un poco para conocer más el lugar.

Abrimos la puerta y nos encontramos con Logan y Zac. Parecían sorprendidos. ¿Pero que se esperaban? Estaban enfrente de nuestra habitación.

-¿Pero que hacéis aquí?- pregunté graciosa.

-Pues teníamos planeado enseñaros el lugar y bueno pues...eso- habló Logan mirando a otro lado.

La felicidad se reflejó en mis pupilas. Este sitio era enorme y necesitábamos unos guías ¿y quién mejor que esos dos?.

-Claro- afirmó Mia, intentado ocultar la ilusión que transmitía su voz.

-Perfecto, nos vemos a las nueve en el jardín del castillo- finalizó Zac alejándose con Logan.

Un momento, creía que eran las once de la mañana, pero entonces ¿Que hora es?, mire el reloj que había en la pared de la habitación, al menos había algo relativamente "moderno". Ponía las 7:30 de la mañana.

No me lo podía creer, ¿Era tan pronto?. Pude sentir la mirada amenazadora de Mia en mi espalda.

-Piensa lo bueno, al menos podemos ir a desayunar tranquilamente- hable intentando convencerla o más bien rogando por mi vida.

Chasqueo la lengua y se dirigió a la puerta.

-Venga vamos a comer algo, antes de que cambie de opinión y te mate- comentó mirándome.

Trague saliva y fui con ella.

Nos perdimos un poco, el sitio era enorme, pero por fin lo encontramos el comedor.
Tenía mesas de madera y grandes candelabros colgando del techo, había cristaleras enormes con cortinas moradas aterciopeladas recogidas en una cuerda de oro.
Entraba mucha luz. En frente, se encontraba una barra de madera, como en la de los bares. Detrás parecía estar La Cocina.

Nos acercamos y nos sentamos en unos de los taburetes altos que había. Un camarero, nos proporcionó una carta. Decía:

                               Desyurno:
Sopa de locromantes con crajitos de murtela.
Cereales a la secri con jango de murié.
Tostadas con murmule y mastrolla de cluvi.
Huevos a la chumirquié, con hedrina y perrijelo.

LO QUE NOS OCULTAN LAS NUBES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora