Capitulo 7: Sueño.

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~LOGAN~

Había cogido a Elizabeth para poder alejarnos del lugar. Zac estaba demasiado ocupado declarándose a Mia, así que no se dieron cuenta cuando nos fuimos.
Ahora era mi turno.
Fuimos rodeando el lago, hasta que llegamos al lugar perfecto. Estábamos debajo de un Sauce llorón, sus ramas caían delicadamente hasta el suelo, haciendo que pareciera una cortina y nos cubriera por completo.
Era la primera vez que hacía tanto por una chica humana, especialmente ella.
Además, picarla era uno de mis pasatiempos preferidos, era imposible no pasármelo bien cuando arrugaba su nariz de forma mosqueada y empezaba a regañarme. Sin contar de que sabe pegar buenos puñetazos, tendría que tener cuidado.
Se me escapo una pequeña risa.
Elizabeth estaba mirando el lugar, parecía impresionada por el sitio a la que la había llevado. Se le posó una luciérnaga en la nariz, estaba increíblemente mona, me acerqué a ella, poco poco, hasta que quedamos, uno enfrente del otro y la luciérnaga se fue volando, era muy pequeña, tenía el pelo suelto haciendo que cayera por su espalda como una cascada, sus ojos esmeralda me miraban con curiosidad y no pude evitarlo.

Me acerqué a ella y rodee mis brazos en su cintura, apretándola contra mi pecho. Desprendía un aroma a flores silvestres haciendo que mis ojos se cerraran automáticamente para poder disfrutar de cada instante.

-Niñita, se podría decir que me caes mucho mejor de lo que piensas- hablé inconscientemente en voz alta sin pensarlo detenidamente.

-Logan, si eso es una declaración te ha salido fatal- Dijo riéndose a carcajadas.

-¿A sí? ¿Enserio?, no te preocupes que lo retiro, si no te gusta mi perfecta y muy cortés declaración- reproche.

-Yo no he dicho que no me gustase- habló mirándome a los ojos.

Apreté el agarre por las palabras que me había dicho. Sin ningún aviso, aprovechó la acercaría y me agarró del brazo, tirándome a la húmeda hierva con ella, yo me quedé encima suya y ella debajo mía.

-Creo que ya tienes que estar más que acostumbrada a esta situación- hable sonriente.

-No lo suficiente...-

Esas palabras fueron las que hicieron que me estremeciera y empezará a desear todo de ella.

Levantó lentamente la cabeza y cerró los ojos, quedando a la altura de mis labios, mis mechones rozaban su rostro por la brisa. No pude evitar caer totalmente rendido en sus encantos y la correspondí. Podía oír su corazón latir velozmente, pero el mío no se quedaba atrás.
Sabía que no debía hacer esto, pero no pude evitarlo, ella me hacia enloquecer.
Segundos después las luciérnagas que estaban escondidas en la hierba se elevaron, haciendo que todo estuviera rodeado de puntitos luminosos y la estancia se iluminará.

Oímos las voces de Zac y Mia gritando nuestros nombres. Que oportunos, pensé.
Elizabeth nada más oírlo fue alejado su cuerpo del mío, poco a poco, hasta que nos separamos por completo. Ella se sentó y empezó a juguetear con un mechón de su pelo, estaba totalmente roja, una enorme sonrisa se reflejó en mi rostro por su reacción.

-Eres un idiota- dijo dándose cuenta a la vez que se llevaba sus manos a la cara.

Me acerqué a ella y las aparte con delicadeza de su rostro, no sé como mis labios terminaron en su muñeca, pude notar en su rostro que se quedó impresionada por mi gesto. La verdad, yo tampoco creía que iba reaccionar así.

Volví a oír los molestos gritos de mis amigos, ya estaban preocupados y por mucho que quisiera estar ahí más tiempo y perderme con ella en algún lugar, no podía.
Elizabeth, me miró y me regalo una dulce sonrisa. Solo con ese simple gesto ya mi corazón se iba a salir del pecho. Chasquee la legua y mire para otro lado, no podía permitir que me viera así.
Acto seguido nos levantamos y salimos del sauce, haciendo visible nuestra figura desde la distancia. Inmediatamente nos vieron y se acercaron de prisa.

LO QUE NOS OCULTAN LAS NUBES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora