Capítulo 14: Apropincuar

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Habían pasado tres días desde eso. Estos pensamientos y sentimientos no eran buenos para mi, ¿qué debía hacer? ¿Sentirme bien o mal porque él se iba? Yo no sabía, era tan difícil, ¿y si no regresaba? ¿Cómo quedaría yo? ¿A dónde iría él? ¿Sería realmente feliz sin mi...? Si ambos éramos estrellas y de pronto una de las nuestras desapareciera por completo, ¿qué sucedería con la otra...? Todo esto me hacía mal, vuelvo a decirlo.

La melancolía había regresado a mi, obligándome a escribir versos que poco después eran poesías venidas directamente de mi corazón.

Jack, ¿Adonde vas? 

[...]

Estaba sentada al lado de mi ventana, siendo víctima del ambedo, miré entonces mi pluma y papel sobre mi cama suplicándome ambas que hiciera algo con ellas pues, escribir sobre mis sentimientos era lo que mejor hacía.

Así llegó la penúltima noche de noviembre, ¿tan malvado era el tiempo? En sólo meses había amado a alguien de una forma tan... bella y ahora se va, como lluvia, dejando en mí algo tan caótico. Entonces en medio de mis pensamientos, una piedrecita golpeó mi ventana, alegre, quién sabe qué estaba pensando sobre quien lanzó la piedra, volteé dejando caer lo que tenía en manos pero sólo me desmotivó ver a un compañero de clase totalmente empapado llamándome desde su estancia.

Bajé rápidamente a recibirlo, Sandra y Leia estaban sorprendidas, podía notar en sus miradas una curiosidad que ya reconocía en ellas, la famosa pregunta: ¿será su novio? 
El chico entró a la casa de Sandra, me sonrió y se sacó las botas que por cierto estaban llenas de lodo sólo para no ensuciar el piso de mi amiga.

- Hola,(TN), ¿tienes los apuntes de la clase de hoy? - Me preguntó.

-Claro... disculpa si mi letra no es tan estética- Repliqué. No esperaba que él se riera de eso, sólo me respondió también.

- Para ser artista eres muy caótica, me gusta eso de ti - Rápidamente este comentario despertó el radar de mis amigas, lanzándome miradas  raras. - Esperaré aquí. Tómate tu tiempo. - Agregó dándose cuenta que ellas ya lo habían malpensado.

Fui hacia las escaleras, fingiendo subir, esperé un momento en las escaleras detrás de la pared para escuchar lo que se venía aproximando. Sin tardar, oí esto:

- Cásate con (TN), es un amor. - Dijo Sandra, pude reconocer su voz. Entonces, Leia dijo:

-Le gusta el pan, mientras más grande, mejor - Agregó ella entre carcajadas no tan escandalosas. 

Mi compañero parecía incómodo por lo que no escuchaba respuesta alguna, pero qué gran equivocación de mi parte, el desgraciado respondió también bromeando.

-Seré panadero para darle pan y la haré mi esposa.

Hice una mueca desde ahí y subí silenciosamente, tratando de olvidar tremenda verguenza, busqué entre mi desorden mis apuntes, mis poemas estaban tirados por todas partes y la luz no ayudaba a diferenciar a los cuadernos, en cuanto lo encontré, di gracias  para bajar rápidamente simulando que no había gastado mi tiempo estando ahí de chismosa. 

Le di los apuntes y lo saqué de casa bruscamente, mis amigas se quedaron sorprendidas por mi acto, muy contradicente a lo que ellas creían.

-¿por qué hiciste eso? - Quiso saber una de ellas.

-Pues porque ese chico me cae mal. - Sí, mentí, no me caía bien ni mal, sólo quería evitar prejuicios con ellos.

Subí a mi cuarto al instante, queriendo quitarme todo lo que había escuchado de la cabeza, no podía amar a alguien más teniéndolo a él en el corazón, suspiré cansada luego de darme cuenta también que toda mi inspiración se había ido al tacho, tenía ganas de ir a buscar a Jack, no me gustaba cómo iban las cosas en este momento, mi mente cambió de perspectiva rápidamente; me puse botas y tomé el paraguas que tanto me recordaba a aquella vez que empezaba a conocer a Jack aún mejor, bajé las escaleras casi tropezando en los escalones hasta llegar a la sala, vi a mis dos amigas de nuevo discrepando porque sus ideas no eran las mismas. No me importó y salí de casa sin decir nada.

Últimamente llovía mucho por aquí, me puse los auriculares que llevaba en el bolsillo y corrí sintiendo cada gota caer sobre mis mejillas, no había abierto el paraguas pues al momento de salir de casa me di cuenta que era tan innecesario.

Caminé buscando a Jack por todo el parque al que visitabamos antes, pero fue infructuosa mi búsqueda... Siempre él me encontraba.

Estaba ahí, sentado bajo un árbol sonriendo ante mi desesperación por encontrarlo, lo miré, mostrando una cara pálida con unos dientes que se golpeaban a cada segundo por el frío que sentía, estuvimos así por casi un minuto hasta que él dijo:

-¿entonces planeas estar ahí?

-Oh... no - mordí mis labios haciendo puños rápidamente acercándome a él para poder hablarle y justo cuando lo iba a hacer él dijo:

-¿Qué clase de novio hace que su chica se enferme de gripe? - Habló autoculpándose. Él se paró y fue hacia mí para abrazarme fuertemente.- Te extrañé mucho, querida.

Una calentura despojó el frío de mis mejillas, Jack nunca antes me había dirigido esas palabras si no eran con sarcasmo, correspondí también al abrazo, aún más fuerte de lo que él me daba seguidamente dando yo la palabra:

-Yo también te extrañé, mucho, idiota. - Él rió, entonces agregué- Con cariño.

Pronto se separó y dijo al mirar el paraguas cerrado: Te mojas teniendo eso en tus manos... ¿porqué? - Su sonrisa era tan cálida que me daba a entender que también me decía idiota con cariño - ¿quieres hacer una locura? 

No respondí a eso. Él pensó que acepté entonces me cargó en su espalda quitándome el paraguas y luego  abriéndolo para taparme con este. No sabía qué pretendía, pero era seguro que me llevaba a algún lugar que conocía pues iba por el mismo lugar por el que vine. Pasaban muchas cosas por mi cabeza, no evité dar una sonrisa, bajé mi rostro hasta sus cabellos castaños de pronto dándole un beso en ella.

- Seré la mejor cirujana. Te lo prometo. - Le prometí. 

Él no respondió nada, iba callado pero pude notar que eso lo alegró. Caminamos durante unos pequeños minutos, hasta llegar  a la casa; Me asusté mucho, ahora sabía que tramaba. 

-Jack, ¿qué harás? - Pregunté esperando otra respuesta a la que estaba pensando.

-Pues entrar a esa casa contigo en mis hombros. - Me respondió, era justamente lo que no quería escuchar, fue dando pasos rápidos hacia el lugar y yo, asustada a la vez con nerviosismo no sabía cómo actuar, qué decir, no lo sabía, cerré los ojos y preferí esperar a que todo pasara rápidamente, entonces, por último, Jack tocó el timbre.




|Coleccionista| Eyeless Jack y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora