Escrita con lápiz en una hoja del bloc rayado que hay en la mesa de la cocina. Ese mismo papel que utilizo para hacer la lista del supermercado. Él lo llenó de flores. Y le dio vida a una casa llena de lugares muertos.
La letra es prolija. Esta fue la primera nota. La encontré pegada en la puerta del refrigerador.
Te estuve mirando mientras dormías. Pensaba en un gatito feliz. Me refiero a la época de los egipcios cuando los gatos eran venerados. Así te miraba. Te pasé mi mano por tu cadera desnuda y sonreíste levemente sin despertar. Me quedé quieto otro rato más queriendo entrar en esa paz que emanas.
Desde la vez que me llevaste a casa pienso que sabes hacer las cosas. Cuando agarraste la avenida Núñez me acordé de una amiga que puede saber como coge una persona con solo verla manejar. Esa vez apliqué su técnica con vos y me quedé con el deseo de comprobar científicamente los resultados. Ibas despacio pero con seguridad. Sin usar mucho freno. Fluyendo como un río. Llevabas la mano izquierda afuera, relajada, disfrutando. La mano derecha agarraba firme el cambia marcha. Tu mano envolvía casi completamente la bola de la palanca. Por ahí girabas y me mirabas fijo a los ojos. Como para decirme, "lo puedo hacer con los ojos cerrados". Con luz o sin luz. Me dijiste que bajara un poco la ventanilla. Recibías el aire en la cara como un elixir.
El método de mi amiga es digno de estudio serio. Te hablo más tarde para comprar los billetes de otro paseo. Nos podemos ir lejos, al sur. Y nos turnamos para manejar.
ESTÁS LEYENDO
Notas en el refrigerador
RomanceLa historia de dos personas que se conocen en un taller de escritura y se convierten en amantes. Transcurre mayormente en la cama de ella cuando no está su marido. Mientras ella duerme, él le escribe notas donde la admira. Y piensa la forma de hacer...