Escrita con lápiz, el trazo es suave. La encontré debajo de la almohada.
Despierto a tu lado y tengo un brote de felicidad. Me gusta que duermas más profundo que yo, me da tiempo de mirar lo frágil de mi musa. Rodearte con mi brazo y protegerte en tus sueñecitos perversos.
Hoy descubrí con placer como tu cabello baja por el cuello y llega a rozarte los pezones rosas. Mis dedos sintieron envidia y el corazón bombeó sangre para dar batalla, pero contuve las ganas de saltarte encima y morderte en la punta. Me quedé viendo tus ojos cerrados, me pregunté dónde estabas, qué soñabas. Y entonces me acordé de mi sueño.
Soñé con vos y tus preciosa energía. Al principio estaba solo, caminando por la costanera del mar de Livorno, esa parte de la que te mostré fotos. Era todo denso y triste, miraba al mar. El ocaso estaba frenado, las olas quietas. Tuve un repentino susto, un temor frío que me subió hasta la garganta, no pude decir ni una palabra. Creí que había muerto y eso era el limbo. Sentí que nunca más te vería y mis pies se hundieron en la arena. A lo lejos distinguí tu espalda desnuda. Me precipite corriendo hasta vos, parecía que no llegaría nunca, pero al final estaba cerca tuyo y vos giraste con una de tus sonrisas. La angustia se transformó en la paz habitual que me producis y casi lloro de alegría. Digo casi porque vos me dijiste Hagámoslo y esa sola palabra tuvo la fuerza de todo aquel mar quieto y ese ocaso congelado.
Lo hicimos. Nos atrincheramos salvajemente contra unas palmeras. Antes de terminar te dije que te vinieras a vivir conmigo, eso fue todo lo que tuve que decir para convencerte. Vi como te mordías el labio inferior afirmando mi deseo. Entonces repetiste Hagámoslo, ahora con un significado totalmente distinto. Pero igualmente provocador. El orgasmo se acercaba al final, y la noticia de vivir juntos lo calentaba más aún.
La posición era digna de un estudio geométrico. Tu espalda arqueada con los brazos envolviendo el tronco de la palmera y la cabeza echada hacía atrás con libertad. Solo existías para concentrarte en gozar. Recuerdo tus pantorrillas marcadas porque hacías puntas de pie. Tuve el impulso de frenarme en seco y besarlas. Las lamí desde el talón hasta el músculo que sostenía toda la pose. Estaba rindiendole honor. Luego retomé la tarea, te agarre por la cintura con agresividad. Pensé que nunca se enfriaría mi sexo. Estaba por las nubes. Vos subiste tu cabeza para ver qué cosa iba a hacer. Acaso tuviste miedo de que te dividiera al medio. Empujé esa cabeza entrometida para atrás y al mismo tiempo me fui adentro tuyo. Sentí que era la primera vez que llegaba tan hondo dentro de vos. Tu humedad tibia me dio un escalofrío suficiente para terminar en ese mismo instante. Pero embestí con violencia para saciarte como nunca antes. Embestí contra vos, tu gemido ya era un grito que se escuchaba en toda la playa. Las mismísimas olas estaban recobrando la fuerza con cada nueva embestida y cada nuevo brote de placer de tu cuerpo afiebrado. Seguí embistiendo como si de eso se tratara la vida. La palmera ya estaba por quebrarse cuando escuché tu ahogó, la falta de aire en los pulmones. Apreté más tus caderas contra mi pija, lo hice con una fuerza demencial que te dejó una marca roja en la piel. La intención era que nada del mundo me separara de vos. Dejé que todo se escapara en tu búsqueda. Vos lo recibiste con un cosquilleo de placer, sentiste la tibieza del néctar y gritaste, ahogada, por última vez. Después caímos en la fina arena.
Ahora te voy a besar las pantorrillas. Y cuando despiertes voy a subir hasta tu cuello y susurrar despacio Hagámoslo. Después vas a leer esto y todo va tener otro sentido. Un doble sentido. Y empezará la cuenta regresiva para volver a verte. Voy a esperar ansioso al sábado para que me digas de vuelta, Hagámoslo, y en cualquier de sus dos sentidos será una noticia feliz.
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A las lector@s de Notas en el Refrigerador: sus comentarios son fértiles nutrientes para la imaginación. Les agradezco eso, los votos y recomendar la obra a otros lectores. Les doy un abrazo fuerte :)
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Notas en el refrigerador
RomanceLa historia de dos personas que se conocen en un taller de escritura y se convierten en amantes. Transcurre mayormente en la cama de ella cuando no está su marido. Mientras ella duerme, él le escribe notas donde la admira. Y piensa la forma de hacer...