50 Sombras Laliter (2º Parte) - Terminada

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Habían pasado 6 meses desde la última vez que me había visto con Peter. No le había visto en la calle, ni en ningún estreno de cine, ni de teatro, y por supuesto, lo esquivaba cuando daba entrevistas en televisión. Todo había cambiado mucho desde aquel día, y había empezado a entender muchas cosas. Me sentía mucho más madura, aunque también más desconfiada en los temas de amor. La persona en la que había confiado durante toda mi vida me había defraudado, y eso era lo que me había hecho modificar mi manera de pensar.

31 de octubre de 2017, actuación de Halloween en el colegio de Santino, mi amado sobri. Ana no podía asistir, por tanto, me había enviado a mí en representación suya. Y al igual que yo, Santi tenía desparpajo y arte en el escenario.

Entre en la sala de actuaciones y me senté en mi butaca, la 16 de la fila 4. Gracias a Dios, la mayoría de la gente que está allí, son mamás de 20 o 30 años que van a ver a sus hijos actuar, y puedo estar tranquila sin que se me acerque nadie. Mientras miraba Instagram en mi iPhone, alguien se sentó a mi derecha, pero ni siquiera me molesté en mirar quién estaba ahora a mi lado. Cuando de repente escuché: ¡Lali!. Pienso, seguramente sea una fan pesada que quiera un autógrafo. Miro y entonces me encuentro la gran sorpresa:

— ¡Lali! — exclama Eugenia Suárez abrazándome y dándome un beso en el cachete. ¡Ay no Dios! ¡Qué pesadilla! ¡justo tenía que ser la China Suárez! Esa persona a la que llevaba detestando muchos años y con la que me tenía que tirar fotos falsas sonrientes cuando nos encontrábamos en eventos importantes, para el fandom Laleuge, o las fans de Casi Ángeles.. Pero que quede bien claro acá: "LALI ESPÓSITO NO SOPORTA A EUGENIA SUÁREZ DESDE EL AÑO 2008". Y tengo mis motivos, sí señor.

— ¡Euge! — exclamo sonriendo falsamente, al igual que ella.

— ¡Cuánto tiempo! ¿Todo bien Lali? No sabía que, Santi estudiara en el mismo colegio que Rufi, ¡qué casualidad!

— Sí estoy bien... yo tampoco lo sabía. Bueno, apenas vengo al colegio de Santino, lo que pasa que Ana tenía mucho trabajo hoy y he tenido que venir yo, para que así Santi no estuviera huérfano de público.

— ¡Ay pobrecito! — exclama Euge —. Has venido sola por lo que veo...

— ¡Sí! ¡Y vos también! — río sarcástica.

— Sí, Benja no ha podido acompañarme porque tenía la actuación en el colegio de sus nenes. Así que me ha tocado venir sola. Bueno, con mi vieja amiga no estoy sola.

— Amiga no, compañera.

Eugenia revolea los ojos y tose, algo incómoda. Sí estas incómoda mi amor, atrás hay sitios libres para vos en los que no vas a estar a mi lado. 

— ¿Te molestó lo de compañera? Pero La, si han pasado un montón de años, no seas rencorosa, no te tenía así.

— A mí me molestó lo que dijiste sí, me molestó, pero ya me olvidé.

— Fuimos buenas amigas hasta que bueno, cada una tomó su camino, no te lo tomes mal...

— Tranquila — digo colocándome el pelo —. No me lo tomo a mal.

— Bueno... Por cierto, sé lo que pasó entre Peter y vos.

Ahora si que la clavo los ojos en su mirada verdosa. Claro, ella siempre se tiene que enterar de todas mis cosas, aunque no puedo molestarme por ello porque yo le conté a Cande lo de que Peter me había pegado, de hecho, ella es la única persona que lo sabe. Mi familia cree que me dí un tiempo con Peter... porque no terminábamos de estar bien, y por eso cortamos.

— Y te doy a vos la razón, yo hubiera hecho lo mismo — añade.

Sigo callada y mirándola fijamente.

— Pero lo conozco bien, y sé que te extraña muchísimo y te necesita.

— Me pegó.

— Lo sé Lali, sé que te pegó. Pero debés de entender que él estaba muy nervioso.

— Pero lo hizo, me pegó. Eso se llama violencia de género María Eugenia.

— Entendelo Lali, acababa de conocer a su padre biológico. Su padre biológico era un maldito alcohólico y maltratador, y violador también.

— Con eso sobre entiendo que a vos te gusta que te peguen — no tiene perdón ninguno lo que hizo. Podía tan solo haberme gritado, y agarrado del brazo y levantarme el mismo, pero no, me puso la mano en la cara y me la golpeó.

— ¿Nunca vas a perdonarlo?

— Haré lo que yo quiera. No lo que vos y ese maltratador — refiriéndome a Peter — me digan.

De repente se apagan las luces, y una voz dulce, al igual que la tienen todas las maestras de jardín, avisa por megafonía:

— ¡Va a comenzar la función de Halloween, por favor, apaguen sus celulares y disfruten de la actuación de nuestros pequeños! 

Dejo de mirar a Eugenia y me acomodo en mi asiento. Apago mi celular y miro al escenario. Ahora mismo solo me importa la actuación de Santino. El resto de las cosas me dan igual.

— Esta noche después de la actuación vamos a ir a cenar a una pizzería con Peter, Rufi y yo. Si querés podés venir con Santino, así de paso él te pide perdón y arreglan las cosas, dale Lali por favor, Peter está muy triste desde que está sin vos.

— ¡Sh! — avisa alguien desde la fila de atrás.

Yo ni siquiera respondo, mi única preocupación ahora mismo es Santino. Peter pasó a ser polvo hace 5 meses, cuando él pareció olvidarse de mi. El plazo de un mes pasó...