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A la mañana siguiente, me despierto abrazada a Peter. Creo que toda la noche hemos dormido abrazados, pegados el uno al otro. Ya no huele a alcohol, solo a aliento mañanero. Le doy un beso en la sien y él abre los ojitos de a poco.

— Hola — sonrío.

— Buen día.

— Creo que hemos dormido toda la noche así abrazados — río.

— ¿Esta mal?

Niego con la cabeza.

— Bueno, creo que tengo que llamar a Jorgelina.

Ay, se acuerda... ¡Qué divino!

— Primero desayunemos.

— ¿No has escuchado el celular sonar en toda la noche? — pregunta Peter separándose de mí y girándose hacia el lado de la mesilla.

— No, no obstante, mirá a ver si llamó, pero yo no lo escuché.

Peter agarra su iPhone y mira.

— No, no llamó.

— Llamá vos entonces.

— ¿No le molestará?

Niego:

— No creo, vos llamá. Si él no puede atender, te llamará más tarde mi amor.

— Bueno — Peter sonríe, se gira y queda enfrente mío —, quiero hacerte una pregunta.

— Dime.

— ¿Cuándo nazca el bebé vas a seguir amándome como antes?

Río. Dios, ¿sigue estando celoso?

— Te amé, te amo y te amaré por siempre. ¿De acuerdo? No tenés porqué estar celoso de un bebé. Además, es tu hijo, le vamos a criar y a cuidar juntos. No sigas enojado mi amor, nuestro hijo no nos va a separar, nos va a unir aún más.

Él sonríe, me abraza fuerte y me da un beso en los labios:

— Y ahora creo que es hora de que llames a tu vieja y le contés lo del bebito.

Asiente:

— Creo que esta deseando ser abuela... Siempre lo ha dicho. 4 hijos y aún ninguno se casó, ni tuvo un hijo.

— Bautista es chiquitito, Peter — río.

— Es chiquitito sí, pero no es un bebé.

— Pero todavía es joven para casarse o tener hijos. Tiene que tener un poco más de madurez, creo. Pero más que nada me refería a mis hermanos más grandes.

— Sí, eso lo entendí. Bueno... Llama a tu vieja dale. Y por cierto, quiero hacer una comida familiar, todas acá a comer el sábado. Juntamos a las dos familias, la tuya y la mía... Que solo sepan las abuelas, y el resto de la familia se entera el sábado. ¿Te parece?

— Me parece bien.

— ¡Y poné el altavoz! Yo también quiero saber como reacciona a que va a tener un nietito.

— El primero.

— El primero de los cinco que quiero tener — digo riendo.

— ¡¿CINCO?! — grita Peter aterrado.

Yo comienzo a reírme.

— Es broma, ahora por el momento, con el que viene está todo más que bien.

— Bueno — Peter sonríe y marca el número de celular de su vieja.

Ella atiende y Peter enciende el altavoz:

— ¡Hola Peter mi amor!

— Hola ma, ¿todo bien?

— Hola Clau.

— Bueno, la parejita junta. Yo estoy bien, ¿cómo andan ustedes?

— Estamos bien mami.

— Me alegro mi amor. ¿Recién se levantan?

— Sí Clau, recién nos levantamos. Tenemos que contarte una cosa.

— ¿Qué cosa?

Peter y yo nos miramos. Él me agarra la mano, y ponemos ambas encima de mi panza.

— Vas a ser abuela mamá.

— ¿CÓMO? — grita Clau.

— Que vas a ser abuela Clau — repito.

— ¡AY LALI! ¿Estás embarazada mi amor?

— Claro ma, ¿quién va a ser la mamá del bebé sino?

— No lo puedo creer chicos — dice Clau emocionada —, por fin voy a ser abuela. Siempre lo pensé, un nieto de ustedes dos. Muchas gracias chicos, felicitaciones.

— Gracias Clau.

— Gracias ma.

— Gracias a ustedes, que me van a hacer abuela. Ay, no veo la hora de que nazca...

— Estoy de pocas semanas Clau... Aún falta mucho — digo riendo.

— Da igual. Quiero empezar ya a preparar todo. ¿Tu mami sabe ya, La?

— Sí, la dije ayer nada más llegar del ginecólogo.

— Bueno. ¿Quieren decirle a Juan?

— Clau, queremos preparar una comida el sábado para que venga también mi familia y decirles a todos.

— Ah bueno, por mi perfecto. Se lo digo a los chicos. Juan y yo sí podemos.

— Okey ma. Bueno, vamos a desayunar que tenemos hambre.

— Gracias chicos por todo. Besos — Claudia corta.

Tengo muchísima alegría en este momento. Clau está feliz, y yo también estoy feliz de que mi hijo o hija vaya a tener unos abuelos que lo o la van a amar. Yo creo que a Claudia la haría ilusión que fuera una niña, puesto que ha tenido 4 varones, y yo creo que una nena la haría muchísima ilusión.

— Peter, ¿vos querés un nene o una nena?

— Un nene, obvio.

— ¿No querés a una Lali chiquitita?

Él sonríe re tierno:

— Sí, pero prefiero que ahora sea un nene. ¿O es qué vos no querés a un Peter chiquitito?

Río:

— Quiero a un nene sano, en verdad me da igual que sea varón o sea nena.

De repente, justo cuando estamos a punto de levantarnos, el celular de Peter comienza a sonar. Miro su mano, pues aún tiene el celular agarrado.

Trago saliva.

Es ella.

-...-

(A partir de 16 votos subo el capítulo siguiente. Gracias por leerlo y besos.)

50 Sombras Laliter (2º Parte) - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora