Desaventuradas Aventuras del H-Squad

Aventura VIII: Parte 2

Parte Dos

Luego de despedirse de Ariel, los jóvenes héroes decidieron dirigirse al "Laberinto del olvido", lugar que decían que los que entraban no salían. Halima sospechaba que si era una de las guaridas del Innombrable, el hecho que nadie salía de ahí, no era precisamente por ser un laberinto o porque se perdieran.

Como el acantilado y el laberinto estaban en lados opuestos del continente, decidieron pasar a descansar a la capital por una noche. Así cuando el grupo caminaba por el mercado —camino obligado para llegar a la Academia—, se dieron cuenta que en uno de los extremos se producía un gran barullo.

El grupo curioso se acercó y se encontró con un enorme animal haciendo de las suyas dentro de los puestos del lugar, para descontento de los afectados.

—¡Graciela! —gritó Odette con alegría y el enorme animal observó a quien lo llamaba y su semblante furioso cambio a uno manso— ¿Que haces linda gatita? —dijo la curandera cuando se acercaba y el animal le dejo que le acariciara.

En eso una persona con capucha se acercó al grupo con rapidez y escondiendo su rostro.

—¡Disculpen el daño que ha causado mi mascota! —dijo el desconocido a los mercaderes—, pagaré los daños —dijo mientras repartía bolsas que parecían bastante pesadas.

—¿Princesa Manola? —preguntó Halima con temor, al entender más o menos la situación.

—¿Si? —dijo el desconocido con tono duditativo, que confirmó las sospechas de la hechicera.

—¡Princesa! —grito Odette con emoción, al ver confirmada su identidad.

Por otro lado, Kerman y Dardo dieron un paso atrás de forma instintiva, sabían que la princesa Manola, a veces podía ser muy "cariñosa" con los de su genero. Pero la princesa, eso no podía importarle menos, ya que en esos momentos se saludaba con efusión con Odette, como si ambas no se hubiesen visto en años, cosa que la pelirroja sabía que no podía ser más falso, según la misma Odette se veían por lo menos una vez por semana.

—¿Que haces por aquí? —pregunto la princesa.

—Solo venimos a descansar a la Academia por esta noche y mañana salimos hacia el laberinto olvidado —explicó Odette sin importarle quien pudiera escuchar.

—¿No es uno de los escondites del Innombrable? —dijo la princesa con temor, cosa que nunca debió haber hecho.

La imagen que se presento ante los ojos de nuestros héroes, parecía ser de histeria colectiva de proporciones colosales. En cuanto salieron las palabras de los labios de la princesa, el mercado quedo por unos momentos en completa quietud, ni siquiera una mosca se escuchaba. Pero al minuto siguiente, todos gritaron a un tiempo y comenzaron a correr de un lado para otro como si una horda de orcos fuera invadir la ciudad. Halima se golpeó la frente, meneó la cabeza y suspiro con pesadez.

—¡Diablos! —masculló

—¿Qué hacemos? —preguntó Dardo

—¿Qué podemos hacer? —preguntó de vuelta la pelirroja—. Solo un ejercito podría detener este desastre.

—Perdón, perdón, perdón —decía la princesa una y otra vez —¡No debí decirlo tan fuerte!

—Ya no hay nada que hacer, princesa —dijo Odette tratando de subirle el ánimo a su amiga/amigo.

—¡Esperen! —dijo Haima recordando de forma repentina que la princesa era una "princesa" —, si quieres ayudar— le dijo a Manola—, podrías decirle al ejercito del palacio que venga a calmar a multitud, creo que sería efectivo.